Abejas y truenos lejanos

El amor es uno de los sentimientos más complejos del ser humano. Podemos amar prácticamente cualquier cosa, desde personas y animales hasta objetos, sensaciones o incluso recuerdos. Intentar descifrar el funcionamiento del amor o buscar una explicación lógica puede ser tarea imposible. Lo único que nos queda, y sin duda es lo mejor que podemos hacer, es dejarnos llevar, disfrutar el momento y hacer de lo que nos apasiona una parte más de nuestro ser.

De eso nos habla “Abejas y truenos lejanos”, del amor en todos sus niveles, de la amistad, de la superación. Riku Onda construye, no una historia, sino varias, entrelazadas sutilmente a través de la música clásica. Acompañaremos a Jin, Aya, Masaru y Akashi a través de una competición de piano en la que lo darán todo para llegar a la final, pero sobre todo, lo darán todo para superarse a sí mismos, para evolucionar, para entenderse y encontrar su camino, sin importar el resultado. Porque en esta novela, lo que verdaderamente importa no es el final, si no el camino. La historia es un viaje, con sus calmas y turbulencias, en el que los personajes aprenderán el valor de la amistad, la superación personal, y la importancia de no rendirse jamás. Todo ello con la música como telón de fondo.

Hablando de los personajes, son una auténtica delicia. Desde los principales hasta los secundarios, encontraremos un abanico amplio de personalidades que cautivan y llegan al corazón. Pero por encima de todo, destaco la música, que en este libro se convierte en un personaje más. Riku Onda ha conseguido dotar a la música de voz en esta novela, con pasajes descriptivos que hacen que te imagines las piezas musicales aunque jamás las hayas escuchado.

Un historia cautivadora, que según avanza se lee más y más rápido, e impregna el alma del lector de emociones gracias a los personajes y la música. Un libro que a través de una prosa delicada y pausada, consigue ablandar el corazón y darnos un halo de esperanza en un mundo cada vez más roto y resquebrajado.

Siempre he sentido envidia sana por la gente que nace con un don para la música; por esas personas que encuentran musicalidad en cualquier parte, como si vieran las notas flotar delante de sus narices. Y de eso trata básicamente «Abejas y truenos lejanos».

Mientras se desarrolla una de las competiciones de piano más prestigiosas de Japón, conocemos a tres jóvenes músicos que, a pesar de ser muy diferentes entre sí, tienen una cosa en común: sienten la música de la misma manera. Descubriremos por qué se han presentado al concurso, qué los ha llevado hasta esa pequeña ciudad costera donde se celebra, y cómo viven la competición desde dentro.

Algo que me ha encantado es que la música no solo funciona como hilo conductor, sino que también es la encargada del crecimiento de los personajes. Cuando algo te apasiona, lo vives con mucha intensidad y eso es exactamente lo que les ocurre con la música. Los personajes y la música son un mismo ser, no los puedes separar. Es la encargada de sacar lo mejor y lo peor de ellos, les da un empujoncito cuando necesitan ese chute de energía y les despierta sentimientos que jamás habían tenido. Además, les ayuda a crear un vínculo entre ellos. Todos empiezan siendo rivales, pero el amor por la música los convierte en amigos.

Por otra parte, nunca me habría imaginado que una competición de música clásica fuese tan emocionante y esto es gracias a la magnífica narración del libro. En ciertos momentos llegué incluso a ponerme nerviosa, como si fuese una más del público que estaba presenciando la competición.

«Abejas y truenos lejanos» me ha gustado mucho. Creo que es el libro perfecto para cuando no sabes qué leer, pero te apetece saborear un libro poco a poco. Yo me zambullí en la historia y ahora tengo ganas de leer más cosas sobre música. Por cierto, la historia me recordó muchísimo al anime «Nodame Cantabile». Si por casualidad ya lo han visto y les gustó, pueden hacerse una idea.

"La tarea era inspirar al oyente a imaginar el vasto mundo detrás de toda esa reticencia."

A lo largo de dos semanas se celebrará,en una pequeña ciudad costera cercana a Tokio, una competición de Piano. Por un lado tenemos a Aya, que abandonó el piano cuando era niña tras la muerte de su madre. Masaru, que empezó a tocar gracias a Aya,y muchos años más tarde se reencontrará con ella; Akashi, trabaja en una tienda de música y tiene la esperanza de triunfar en la competición. Y Jin, un chico de 16 años con un prodigio innato para la música, que a pesar de no haber recibido formación, es hijo de un apicultor y se dedica con su padre a viajar por todo el mundo, cautivará a los jueces.

Riku Onda nos trae una lectura pausada pero a la vez hace que te sumerjas totalmente junto con los personajes en la historia. Como en la mayoría de narrativa asiática, encontramos una reflexión y crítica hacia la sociedad nipona. Lo que he disfrutado realmente de este libro ha sido las dificultades y recorrido que han pasado cada uno de los personajes hasta llegar a la gran competición de piano. La conexión entre ellos se muestra evidente y te engancha de tal manera que necesitas saber más.

Desde un principio nos da a entender cómo la sociedad nipona siempre suele basarse en hacer lo correcto desde que nacemos, pues Jin es muy juzgado al no haberse formado desde muy pequeño en Piano como el resto de sus contrincantes. A veces no cabe la idea de que un padre de familia pueda dedicar una parte de su vida a su pasión, porque a lo que debe aspirar es a su familia y siempre estar para ella. Pero no es oro todo lo que reluce, pues muchas veces el sacrificio que sufren los protagonistas por lograr sus sueños, se traduce en el sentimiento de soledad.

Si tengo que ponerle un pero, ha sido algunos capítulos en los que ahonda en la música clásica y yo no soy una apasionada del mundo, pero esto es a nivel personal. Si disfrutas mucho con este género de música, entonces te va a emocionar aún más la lectura.

¿Puede una carta de amor ser también crítica? para mi este libro ha sido una especie de carta de amor pero de esas que son capaces de escribirse con perspectiva, Riku Onda nos presenta, no una historia, varias, todas estas vidas e historias confluyen armoniosamente por el libro hasta encontrarse en un mismo lugar, donde entre ellas se entremezclan y forman una melodía perfecta.También nos presenta un marco de un mundo cada vez más reducido, el de la música clásica que poco a poco pierde terreno en la industria y en la que la competitividad es cada vez mayor, no todos consiguen vivir de ello, se necesitan muchísimos factores, nos muestra la frustración del que dedica su vida entera a practicar y perfeccionar técnica, los que tienen un talento especial, un oído peculiar.

Tengo que reconocer que la lectura puede parecer lenta, la autora nos lo divide en partes, una muy introductoria de los personajes y otra donde se van abriendo como una rosa poco a poco durante el concurso hasta que podemos ver la esencia. Riku Onda nos presenta un libro armonioso, delicado que tiene sus momentos altos como bajos y una lectura poética que hace que lo disfrutes muy poco a poco.En ciertas ocasiones he sentido como si el libro fuera contado en forma de documental ( bueno hay algo en el libro que puede que hiciera que sintiera esto) ya que no solo acompañamos a los artistas, también a sus maestros y personas que les rodea.

Creo que es un libro perfecto para cualquier momento, un libro que se puede disfrutar tanto con la brisa del verano como con el frescor del invierno y que debe leerse con tranquilidad como cuando comes tu postre favorito para poderlo saborear.Si tuviera que ponerle alguna pega sería que en algún momento ( sobretodo al principio) me he liado un poco con los personajes hasta que todo llegó a un punto.
✨ ¿ Alguien está dispuesto a sentarse en el patio de butacas a escuchar las interpretaciones de nuestros protagonistas?
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