Abejas y truenos lejanos

El amor es uno de los sentimientos más complejos del ser humano. Podemos amar prácticamente cualquier cosa, desde personas y animales hasta objetos, sensaciones o incluso recuerdos. Intentar descifrar el funcionamiento del amor o buscar una explicación lógica puede ser tarea imposible. Lo único que nos queda, y sin duda es lo mejor que podemos hacer, es dejarnos llevar, disfrutar el momento y hacer de lo que nos apasiona una parte más de nuestro ser.

De eso nos habla “Abejas y truenos lejanos”, del amor en todos sus niveles, de la amistad, de la superación. Riku Onda construye, no una historia, sino varias, entrelazadas sutilmente a través de la música clásica. Acompañaremos a Jin, Aya, Masaru y Akashi a través de una competición de piano en la que lo darán todo para llegar a la final, pero sobre todo, lo darán todo para superarse a sí mismos, para evolucionar, para entenderse y encontrar su camino, sin importar el resultado. Porque en esta novela, lo que verdaderamente importa no es el final, si no el camino. La historia es un viaje, con sus calmas y turbulencias, en el que los personajes aprenderán el valor de la amistad, la superación personal, y la importancia de no rendirse jamás. Todo ello con la música como telón de fondo.

Hablando de los personajes, son una auténtica delicia. Desde los principales hasta los secundarios, encontraremos un abanico amplio de personalidades que cautivan y llegan al corazón. Pero por encima de todo, destaco la música, que en este libro se convierte en un personaje más. Riku Onda ha conseguido dotar a la música de voz en esta novela, con pasajes descriptivos que hacen que te imagines las piezas musicales aunque jamás las hayas escuchado.

Un historia cautivadora, que según avanza se lee más y más rápido, e impregna el alma del lector de emociones gracias a los personajes y la música. Un libro que a través de una prosa delicada y pausada, consigue ablandar el corazón y darnos un halo de esperanza en un mundo cada vez más roto y resquebrajado.