Reyes vagabundos

Cualquiera que le guste la música ha soñado alguna vez, en algún momento de su vida con fundar una banda de rock y dedicarse a recorrer carreteras y pegar alaridos por medio mundo. Lo cierto, es que yo he dado infinidad de conciertos ante la impasible mirada y la exasperante quietud de los peluches de mi dormitorio (Que conste que en mi mente lo daban todo ehh). En esos bolos, la única que gritaba frente a mí al final de cuatro o cinco canciones era mi madre, pero no para pedir otra precisamente…

No, amiga. No, amigo. Mi sueño dorado y mucho más profundo y silencioso era tener una librería y mira tú por donde siempre he creído que en ciertas ocasiones, los sueños se hacen realidad. Y mira tu por donde también, tener una librería ha hecho que pueda tener un grupo. No es exactamente una banda de rock, pero a veces cantamos y podría decirse que le damos la vuelta al mundo (a través de los libros). Esto, más que una reseña, es una de esas cosas que yo hago y que me va a servir de homenaje a todas esas personas que nos acompañan a Tamara y a mí en este maravilloso viaje. Os presento a nuestra banda:

Digamos que antes de la librería ya existía una base sólida que sirvió de cimientos para lo que hoy es el grupo, por eso desde el origen de los tiempos existió Aitor, que es un animal. Canta y tiene los brazos más largos del grupo no porque sea el batería, sino porque siempre se encarga de abrazarnos a todos… y también para poner los focos en los truss desde el suelo.
También estuvo Jenny, que también canta y le da un toque glamuroso e internacional al grupo. Es malvada, pero la queremos. Ella es la de la guitarra.
Manu y Laura son estrellas internacionales. No sé como lo hemos hecho para que se unan al barco porque está claro que son los que más entrevistas dan.
Pilar es la conductora. Se le da bien llevar la furgo y no le teme ni a la noche ni al día.
Estefa es la folclórica, pero también canta reguetón. Y también es la alarma. Si escuchas pi pi pi, es que algo bueno viene detrás.
Silvia hace los coros, pero realmente se ríe más de lo canta. Eso siempre es un don.

Y un día empezamos a llenar de libros las estanterías y empezamos a darle a los directos y a poner anuncios de que necesitábamos ampliar la banda… y entonces es cuando se armo la gorda (que no es que ninguna señora con sobrepeso se enfundara un par de pistolas, no es eso) y no tardaron en llegar solicitudes.
Gracias a ello hoy contamos por ejemplo con Cova, que canta, baila y hace hasta spots publicitarios.
Con Rebeca tenemos un trato, ella nos proporciona penicilina para cuerpo y alma y nosotros le proporcionamos la mejor droga del mercado. de esa forma, siempre la tenemos enganchada.
Bea no canta mucho, pero siempre, siempre, siempre está ahí y por eso es única e inigualable.
Este grupo no sería lo mismo sin Patri y Leticia, que han conseguido emocionarme cantando (Cumpleaños feliz).
Marian es nuestra dosis diaria de locura y por tanto, hace que no solo el grupo, sino que el mundo sea mucho mejor.
Luego está el clan de las Anas (Ana A, Ana A. C, Ana B, Ana C, Ana N y Anna). No es ni un abecedario, ni un trabalenguas. Ellas tocan los instrumentos de viento (menos los buñuelos, que aun los sigo pidiendo sin suerte) porque son la brisa que todo grupo necesita.
Y el clan de las Blancas. Blanca F. P, que es la que siempre encuentra todo lo que perdemos por ahí y si me porto bien me da galletas; y Blanca F. G. que no hace nada. Bueno, canta y toca el acordeón, pero poco.
Nieves y Leire son las chicas más legales que conozco, y seguro que sin ellas estaríamos ya en la cárcel.
Cuando estamos un poco apagados, son Lluisa y Dolors las que se encargan de animar el cotarro y en las rarísimas ocasiones que no funciona, ahí está Yai para ponernos firmes. Con ella en el grupo nunca faltará el Rock and Roll.
María llegó, cantó y se quedó. Y nos escribe de vez en cuando para que se sigan produciendo grandes letras.
Hay que decir que la que más sabe de música del mundo es Estrella, que su propio nombre indica lo que es.
Angélica siempre está dispuesta a saltar al público, pero en realidad es Charo, su madre, la que le saca las castañas del fuego.
Jorge viene cuando quiere, pero cuando viene se nota.
Mónica toca el piano según su contrato los meses pares, pero últimamente siempre nos alegra verla aparecer justo antes de que baje el telón.
Victoria es la que trae la cerveza, así de indispensable es.
Carla e Isa se encargan del violín y eso significa que siempre son dulzura y alegría.
Meritxell, Aida, Fermina, Yoli, Carmen, Bernarda, Vanesa y Sonia son las percusionistas. Siempre están haciendo ruido (del bueno) y siempre con los bolsillos llenos de nueces. Son las que nos marcan los ritmos.
Astrid se fue de gira en solitario, pero para orgullo y felicidad de todos, ha vuelto a unir su voz a las nuestras.
No sé como Pedro y Andrés pueden ser los que toquen el bajo y el contrabajo con lo grandes y recontragrandes que son.
Deborah es la más polifacética y creo que por eso canta con pseudónimo. Ella es la calma en mitad de la tempestad.

Me vas a permitir que te diga que todo esto no existiría sin Tamara, que es la que mantiene la luz encendida siempre que parece que se va a apagar. Es la que lo hace brillar todo. Y básicamente lo hace todo. Imposible enumerar todo lo que hace cada minuto.

Y yo soy Juanjo. Tocar lo que se dice tocar, lo único que toco son las narices. Canto siempre que puedo y valgo muy pocos camellos, pero tengo algo realmente bueno: siempre sé rodearme de la mejor compañía.

Y ahora es cuando te digo lo que he venido a decirte: Si confías un poquito en mí y quieres conocer el día a día de una banda de rock, desde antes del minuto 0 hasta después del final, únete con nosotros al grupo de los Reyes Vagabundos, porque estamos seguros de que vas a vibrar mucho con este libro. Así que prepárate para saltar, gritar, levantar las manos bien arriba y hasta llorar con el mechero en alto. Los teloneros siguen su camino, pero el concierto está por empezar. Que caiga el telón (Que se desintegre el telón).

https://www.lalibreriaambulante.es/es/libro/reyes-vagabundos_U160010267
Enlace: https://www.lalibreriaambula..

El camino al éxito puede ser un camino de rosas o un laberinto sin salida. Muchos empiezan sus andanzas sin mucha repercusión y acaban convirtiéndose en fenómenos mundiales consagrándose como estrellas. Otros empiezan con un éxito rotundo pero efímero y acaban en el olvido, viviendo solo en la memoria de unos pocos. Y de este mundo tan volátil y maleable nos habla Joseph O' Connor en “Reyes vagabundos”, una obra al más puro estilo de “Ziggy Stardust and the Spiders from Mars” en el que se nos narra el auge y caída de “The Ships”, una banda de rock británica de los 80's integrada por Sean, Trez, Robbie y el polifacético y camaleónico Fran Mulvey.

El conocimiento de Joseph O' Connor sobre música dota a esta historia de un realismo hipnótico ya que podría ser la biografía de cualquier grupo que comenzase sus andanzas en los 80's. Con referencias a grandes artistas como Bowie, The Rolling Stones o Patti Smith, la historia crece por si sola desde la adolescencia de estos cuatro chavales, pasando por años duros en los que la esperanza se perdía por momentos, hasta llegar al auge de su carrera, donde se convirtieron en estrellas de rock a nivel mundial. Y es aquí, en este punto, donde la ambición y las traiciones salen la luz tambaleando los cimientos de la banda y de sus vidas. El camino que antes recorrían juntos empieza a resquebrajarse. Cada uno busca cosas diferentes y la ambición puede hacer que las situaciones no se resuelvan de la mejor manera posible.

Años después de la disolución de la banda, Robbie se arma de valor y escribe sus memorias, contando como la banda llegó a su punto más álgido y como luego cayó cuesta abajo y sin frenos, lo que hizo que su vida derivara en la toma de una mala decisión tras otra. La fama puede corromper y cegar a una persona, hacer que se gane enemistades, y aunque con el paso del tiempo se de cuenta de que se comportó como un imbécil, arreglar las cosas puede ser algo que ya no tenga solución y solo queda vivir con ello hasta el fin de los días.

“Reyes vagabundos” es una obra brutal, escrita con maestría y que estoy seguro que a toda persona amante de la música enamorará desde la primera página hasta la última.

«Reyes vagabundos» es la historia del grupo de rock The Ships in the Night, pero, sobre todo, es la historia de sus integrantes. de Fran, Trez, Seán y de Rob, el bueno y torturado de Rob.

Gran parte del peso del libro recae sobre los hombros de Fran, que siempre ha sido un tipo diferente. Nacido en Vietnam y adoptado por una familia que no lo trató precisamente bien, su infancia fue una lucha continua contra los abusos por su aspecto y su bisexualidad. Su respuesta al mundo fue algo así como: "¿Que os llamo la atención? Ahora vais a saber lo que es llamar la atención". Y desde entonces, va destacando allá por donde va. Para bien y para mal. Ingenioso, cínico y de gran talento. Fran fue el protagonista de las vidas de estos personajes, pero también quién acabó por llevarles al desastre la mayoría de las veces.
El alcohol, las drogas, el sexo sin control... En general, los excesos de la escena durante los años 80, también hicieron su parte y son asimismo protagonistas de esta historia. La mitad de las páginas rezuman decadencia y olor a alcohol y sudor.

En «Reyes vagabundos» vemos el auge y la caída del grupo y reconozco que, al principio, pensé que la forma en la que llegan a triunfar era muy precipitada para tanto desarrollo. Sin embargo, pensándolo bien, así funciona la fama muchas veces. de un día para otro, sin esperarlo.

El libro está narrado a través de las memorias de Rob y las transcripciones de fragmentos de entrevistas tanto a los miembros de los Ships como a otros allegados. El formato le sienta muy bien porque aunque Rob vaya guiando la trama, el resto de personajes aportan su forma de vivir determinados episodios y su versión de algunos hechos.

Es un libro divertido, triste, emocionante, reflexivo... No sé, es fácil sentir un montón de cosas. En menos de 400 páginas, el autor ha creado unos personajes de esos que te acompañan mucho tiempo.