¡La felicidad es perla tan rara en este océano! Tú nos la habías dado, pescador celeste, tú habías sacado para nosotros de las profundidades del abismo este joyel inestimable, y nosotros, como niños mimados, hemos hecho un juguete de la perla
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¡La felicidad es perla tan rara en este océano! Tú nos la habías dado, pescador celeste, tú habías sacado para nosotros de las profundidades del abismo este joyel inestimable, y nosotros, como niños mimados, hemos hecho un juguete de la perla
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Hubiera podido amarme, y habíamos nacido el uno para el otro: ¿qué has venido a hacer en nuestros labios, orgullo, cuando nuestras manos iban a juntarse?
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¿Ya no me quieres por tuya Dios mío? ¡Oh! ¿por qué haces mentir a la misma verdad? ¿Por qué soy tan débil? ¡Ah, desdichada de mí, ya no puedo rezar!
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¿No encontraré un hombre de corazón? En verdad, cuando busca una a alguien, se asusta de su propia soledad
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Has querido probarme que había mentido una vez en mi vida; es posible, pero a mucho te atreves si quieres decidir en qué momento
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¿Por qué te vas? ¿por qué te quedas? ¿por qué de una hora a otra cambias de apariencia y de color, como cambia la piedra de esta sortija con cada rayo de sol?
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Me amarás mejor, aunque soy doctor, y tú eres aldeana, que esas estatuas pálidas fabricadas por las monjas, que tienen la cabeza en el sitio del corazón, y que salen de los claustros para venir a derramar por la vida la atmósfera húmeda de sus celdas
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Cuando estamos en el borde del sepulcro, nos volvemos para mirar atrás, y decimos: He sufrido a menudo, me he engañado algunas veces, pero he amado. Soy yo quien ha vivido, y no un ser ficticio creado por mi orgullo y por mi tedio.
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Todos los hombres son embusteros, inconstantes, falsos, charlatanes, hipócritas, orgullosos o cobardes, despreciables y sensuales; todas las mujeres son pérfidas, artificiosas, vanidosas, curiosas y depravadas. El mundo no es sino una sentina sin fondo en la cual las focas más informes se arrastran y se retuercen sobre montañas de fango, pero en ese mundo hay una cosa santa y sublime: es la unión de dos de esos seres tan imperfectos y tan espantosos.
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...¿Estás segura de que al verle (a su amante) no romperían sus cadenas para correr a sus pasadas desdichas, y para apretar contra sus pechos ensangrentados el puñal que las ha herido?
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?