Los que éramos fuertes, solo lo éramos porque teníamos la desgracia de soportar más cantidad de dolor sin desfallecer. Nuestro umbral de dolor era más alto. Pero eso no quiere decir que las cosas nos dolieran menos.
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Los que éramos fuertes, solo lo éramos porque teníamos la desgracia de soportar más cantidad de dolor sin desfallecer. Nuestro umbral de dolor era más alto. Pero eso no quiere decir que las cosas nos dolieran menos.
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El problema es que las mujeres de hoy somos como un sofware revolucionario que se ha instalado en un ordenador obsoleto, y por eso no para de colgarse y colgarse y hacer cortocircuito.
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Y esta vez, lo admito, me lo he dico además con el mismo tono ácido que utilizabas cuando querías hacer de mi patrón y no del barco.
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A partir de ahora llamaríamos a la lujuria, deseo; a la gula, gusto; a la avaricia, ambición; a la ira, desahogo; a la pereza, descanso; a la envidia, admiración, y a la soberbia, orgullo.
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El cerebro es el que evoluciona y envejece, pero el corazón sigue siendo siempre niño hasta que deja de latir. Por eso puedes enamorarte de nuevo, porque es el corazón quien dirige. Cuando algo te hiere, es el cerebro en realidad quien lo registra, quien se traumatiza, quien olvida o no, quien lo racionaliza para superarlo.
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Cuando lo que sientes por esa persona hasta te fastidia sentirlo. Y te da miedo. Porque sabes que no entraba en tus planes pero no puedes evitarlo. Porque no llega cuando tú habías previsto que llegase. El amor de verdad te sorprende y a ratos te hace perder el control. Pero a cambio, si te dejas llevar y te atreves a disfrutarlo sin miedo, no hay nada en el mundo que te haga sentir más vivo.
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—¿Y por qué llegamos siempre a la conclusión de que mostrarnos como nos sentimos nos hace menos «amables» para los demás?
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«Es tan importante saber cuándo hablar como saber cuándo callarse».
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Esta flor es pariente de la estrella de cinco puntas, del pentáculo de Venus, ¡de la rosa náutica! En inglés, francés y alemán se dice «rose», Eros si combinas sus letras, el dios griego del amor sexual.
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«Ya sabes, querida, esto es como un flechazo apache. Si no te ha matado ya cada minuto estarás más curada»,
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¿En que trabaja Kote?