—Díganos más cosas de su padre. —Es catedrático de universidad y un crítico de cine muy reputado. Un intelectual. Su casa está llena de libros que de pequeño me daban miedo. —¿Y eso? —Porque cada vez que pasaba junto a ellos me imploraban que los leyera. —¿Habla usted metafóricamente? —No, no, podía escuchar sus voces susurrándome: «Léeme, por favor, léeme». |