Tal vez no existe el destino. Quizá son solo las oportunidades que se nos presentan y lo que hacemos con ellas. Estoy empezando a creer que quizá los romances grandiosos y épicos no existen. Tenemos que crearlos nosotros mismos.
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Tal vez no existe el destino. Quizá son solo las oportunidades que se nos presentan y lo que hacemos con ellas. Estoy empezando a creer que quizá los romances grandiosos y épicos no existen. Tenemos que crearlos nosotros mismos.
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Soñaba con profundas conexiones entre sus almas, besos apasionados y aventuras temerarias. Estaba segura de que bastaría simplemente con que él la conociera para que sintiera lo mismo. Sería uno de esos romances épicos que surgen con una explosión y arden al rojo vivo por toda la eternidad. El tipo de amor que el tiempo, la distancia o incluso la muerte no podrían separar.
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—Capitán —musitó—, creo que estoy enamorada de ti. Él levantó una ceja y ella contó seis latidos de su corazón antes de que él se riera de pronto. —No me digas que has tardado dos días completos en darte cuenta de eso. Debo de estar perdiendo mi atractivo. |
—¿Cómo están tus ojos? —preguntó. —Bueno, me han dicho que son magníficos, pero prefiero que seas tú la que juzgue. |
Aunque estaban separados por dos pantallas y un enorme espacio vacío, ella pudo sentir en esa mirada el vínculo que se había forjado entre los dos. Un vínculo que no podría romperse. Sus ojos se habían encontrado por primera vez, y por la expresión de total estupor de su rostro, ella supo que él también lo sentía. El calor avanzó lentamente por sus mejillas. Sus manos comenzaron a temblar. —Vaya… —murmuró Carswell Thorne. Dejando caer los pies al suelo, se inclinó hacia delante para verla más de cerca—. ¿Todo eso es pelo? El vínculo se rompió; la fantasía de un momento perfecto de amor verdadero se desintegró a su alrededor. |
Su satélite daba un giro completo alrededor del planeta Tierra cada dieciséis horas. Era una prisión que tenía una vista interminablemente imponente: vastos océanos azules, nubes que se arremolinaban y alboradas que envolvían en fuego la mitad del mundo.
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¿Que es Cinder?