Cress: Las crónicas lunares, 3 de Marissa Meyer
Aunque estaban separados por dos pantallas y un enorme espacio vacío, ella pudo sentir en esa mirada el vínculo que se había forjado entre los dos. Un vínculo que no podría romperse. Sus ojos se habían encontrado por primera vez, y por la expresión de total estupor de su rostro, ella supo que él también lo sentía. El calor avanzó lentamente por sus mejillas. Sus manos comenzaron a temblar. —Vaya… —murmuró Carswell Thorne. Dejando caer los pies al suelo, se inclinó hacia delante para verla más de cerca—. ¿Todo eso es pelo? El vínculo se rompió; la fantasía de un momento perfecto de amor verdadero se desintegró a su alrededor. |