Porque hay dolores tan profundos que, de intentar compartirlos, solo pueden empeorar. Funcionan como el concepto de infinito: aunque los sumes, restes o multipliques, jamás varían su valor de intensidad.
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Porque hay dolores tan profundos que, de intentar compartirlos, solo pueden empeorar. Funcionan como el concepto de infinito: aunque los sumes, restes o multipliques, jamás varían su valor de intensidad.
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Las personas importantes llegan a nuestra vida una vez, pero acaban yéndose muchas.
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El amor llega y te responde lo que ni te habrías atrevido a plantearte. Acaba con tus «yo nunca>, se carga tus «yo jamás».
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Contar tu secreto más preciado a alguien es sentarte tú en la silla eléctrica y ceder el interruptor a esa persona. Nunca sabes ni cómo ni cuándo va a accionarlo.
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La música no son las notas, la música son los silencios que dejas entre ellas.
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En una relación, cuando uno toma la decisión de irse es que hace tiempo que ya se ha ido.
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Quien traiciona traiciona una vez. Pero quien perdona esa traición se ve obligado a perdonar todos los días.
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Las personas son los huecos que dejan cuando se van.
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Lo inmortal no es lo que no muere, sino lo que sigue viviendo, que no es lo mismo.
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Evitar un lugar es una forma como otra cualquiera de aniquilar recuerdos. Para convertirse en un auténtico homicida de cualquier dolor, el primer paso consiste siempre en negarle un espacio. Los recuerdos son como las personas que los rescatan, sin espacio que los contienen se acaban quedando sin aire. Y al cabo, les guste o no, también mueren.
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Gregorio Samsa es un ...