Si de verdad se querían, ni el tiempo, ni la distancia, ni nada podría acabar con aquella amistad que comenzó un día en un colegio, en una aula, con simples miradas y sonrisas. Las mismas que aquellas cinco mujeres tenían en ese momento, tumbadas en el césped del Ritz con sus maravillosos vestidos mientras contemplaban las estrellas.
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