Reportajes de la historia

Hicimos también ventajosísimos cambios: por un anzuelo o por un cuchillo nos dieron 5 ó 6 gallinas, por un peine 2 gansos; por un espejito el pescado suficiente para comer 10 personas; por un cascabel los indígenas nos traían un cesto lleno de patatas, nombre que dan a los tubérculos que tienen poco más o menos la figura de nuestros nabos, y cuyo sabor es parecido al de las castañas. Cambiamos asimismo a buen precio las figuras de los naipes. Por un rey de oros me dieron 6 gallinas, y aún se imaginaron haber hecho un gran negocio.

Primera vuelta al mundo
Antonio Pigafetta, 1519

Balanceándose es una provincia donde la gente adora a Mahoma y habla su propio lenguaje.

Nacen en aquella provincia las piedras preciosas que llamamos rubíes, tan bellas y de tanto valor. Nacen dentro de las rocas de las montañas. Sin embargo debe hacerse constar que únicamente el rey las hace extraer. Cualquier otro que anduviese por aquella montaña para extraer aquellas piedras, sería inmediatamente muerto.

Libro de las maravillas
Marco Polo 1298

Hemos vencido 2 veces a los turcos, esos enemigos insolventes de Cristo., primero cuando los teníamos sitiados en Antioquia, y a continuación, cuando sitiados a nuestra vez en esta ciudad....

Este éxito nos abrió toda Romania, y pudimos sitiados Antioquia, o bien para decir mejor, nos hicimos sitiarva nosotros mismos bajo los muros de esta ciudad.

Durante más de un mes padecimos los horrores del hambre, y para vivir tuvimos que matar los caballos.

No conocen el trigo ni otra alguna semilla de granos y su comida ordinaria es cierta raíz de árbol que muelen y convierten en harina bastante buen: unos la llaman yuca, otros cambios y otos iñame. Rarísima vez comen otra carne que la humana....porque todos los enemigos que matan o cogen prisioneros, sean hombres o mujeres, indistintamente, lo devoran con tal fiereza que no puede verse ni decirse cosa más feroz ni brutal.

Américo Vespucio, 1497

Se veía a las muchachas arrojarse en brazos de sus madres infortunadamente, y a éstas, con el cabello suelto, agarrar a los soldados por la barba para impedirle consumar su crimen.
Las deshonraban una después de otra y las mataban después a vista sus padres y sus maridos. que retenían agarrotados.
Algunas madres no pudiendo sostener esta vista, se sacaban los ojos con los dedos.

El saco de Roma
Jacobo de Bonaparte, 6 de Mayo de 1527