Dentro de cada una de nuestras células habita un océano e incluso después de haber vivido durante millones de años en la superficie, continuamos volviendo a él cada vez que nos llama.
|
Dentro de cada una de nuestras células habita un océano e incluso después de haber vivido durante millones de años en la superficie, continuamos volviendo a él cada vez que nos llama.
|
¿Qué más nos queda después del hambre y de la muerte sino hacer un esfuerzo por comprender? Pero tú ya no quieres seguir aprendiendo, prefieres ir a ciegas como los demás. |
Había momentos, mientras te escuchaba, en los que casi podía recordar esas otras vidas de las que me hablabas con tanta certeza. Despiadadas, alucinantes, cada una de ellas era variante de una misma situación que, al igual que el tema de una sinfonía, se repetía una y otra vez a lo largo del tiempo. La angustia de encontrarse atrapado en un instante que no tiene fin.
|
Leer hasta comprender que sólo somos un parpadeo, la continuación de un impulso que no se ha detenido desde hace cuatro billones de años o incluso más. |
¿Cómo vivir en un solo mundo cuando ya has estado en otros?
|
Tal vez no te perdiste allá afuera sino dentro. Tal vez por eso a veces me parece escucharte detrás de mí cuando vuelvo a mi cabina al final del turno. Pero aún con tu aliento sobre mi cuello, evito mirar hacia atrás. No quiero que desaparezcas por completo. Prefiero que sigas rondando en la periferia de mi mente a tener que aceptar que te he perdido en medio de la nada.
|
Dices que hubo una época en la que podíamos respirar directamente la atmósfera del mundo en el que habitábamos, aunque yo solo recuerdo haber vivido siempre dentro de un paréntesis de aire en medio del vacío. Pero tenemos un mundo, y el saber que es nuestro, nos ayuda a combatir la claustrofobia.
|
No quiero que desaparezcas por completo. Prefiero que sigas rondando en la periferia de mi mente a tener que aceptar que te he perdido en medio de la nada.
|
Si me vieras realmente, no tendrías más remedio que aceptar que no somos eternos. La eternidad no es humana. No puede serlo. Para comprender la inmortalidad es necesario salir de nosotros mismos.
|
Orfeo, príncipe de Tracia, comprendió que el alma pasa por más de mil vidas y que, de volver a encontrarse en la misma situación, no tendría más remedio que mirar de nuevo hacia atrás. Así murió el cantor y nació el oráculo.
|
Marinero en tierra