Te mató el alcohol y fui yo quien te enseñó a beber.
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Te mató el alcohol y fui yo quien te enseñó a beber.
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No comprendo cómo pudimos llegar hasta este punto. La decadencia que te arrastra en el pasado se vuelve inverosímil cuando la contemplas desde la perspectiva del tiempo transcurrido.
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No es fácil poseer el secreto de la felicidad sencilla. Todas esas veces que he pensado en abandonar este libro porque contiene demasiadas oscuridades de alguien que no tiene derecho a réplica, he recordado en el acto tu felicidad sencilla, y ahí hallaba la razón para continuar. Si una persona amada pierde su felicidad interior hay que preguntarse por qué. Perder la felicidad es el asunto más serio del mundo, aun más serio que encontrarla. Indagar, cuando esa persona nos importa, es un acto de justicia y de amor.
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Libro sarcófago. ¿Para albergar a tu espectro o para que halle refugio el mío?
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Te incineraron con una novela mía entre las manos. Por eso escribo este libro. Hasta ese momento jamás pensé que contaría nuestra historia. Había logrado asumir el largo camino de tu final, que a veces, no sé si atreverme a decirlo, tanto deseaba que llegara, y describir aquel calvario que por encima de todo fue tuyo me habría parecido una herejía. Pero entonces supe que te incineraron con la novela entre las manos y ahí, sin retorno ni piedad, nació este libro. Yo rememorando y tú muerta. Jamás podríamos habernos figurado el día del primer abrazo que desembocaríamos tanto tiempo después en este diálogo.
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¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?