Asesino de brujas: Dioses y monstruos

No es trabajo de nadie más que mío. Y si yo no puedo hacerme feliz a mí misma misma ¿cómo puede hacerlo él? ¿Cómo pueden hacerlo mi madre o mi tía o mi familia?

Los muertos han de olvidar. Cuidado con sueños que impidan dormir. Pues en su pecho hay recuerdos...

Haría cualquier cosa que me pidieras. Si besarla impidiese que cayera una sola lágrima más, la besaría un millar de veces.

La esperanza es lo que más importa, replico con fiereza. La esperanza no es la enfermedad, es la cura.

Los sueños nunca son sueños. Son nuestros más profundos deseos y nuestros más oscuros secretos hechos realidad, susurrados solo bajo el velo de la noche. En ellos, somos libres de conocernos a nosotros mismos.

“Mi madre me desfiguró con odio. Coco me transformó con esperanza.”

-Has vivido con miedo demasiado tiempo.
-El miedo me ha ayudado a sobrevivir -espeté, cortante.
-El miedo te ha impedido vivir.

-Una multitud no es un suceso catastrófico.
-No subestimes nunca el poder de una muchedumbre enfervorizada. La gente es capaz de males innombrables cuando va en masa.

El miedo vuelve estúpidas a las personas. -Con una última mirada a Célie y a mí, sacudió la cabeza-. Pero el valor también las hace estúpidas.

No existe solución, ni con fruta ni de otro modo. Porque el fuego se originó en mi pena. Y no hay solución para la pena. Solo el tiempo.