Cuando un hombre se declara derrotado, ya lo está a medias.
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Cuando un hombre se declara derrotado, ya lo está a medias.
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Un profundo silencio reinaba sobre la tierra. La tierra misma estaba desolada, yerma, sin movimiento, tan solitaria y fría que su espíritu no era ni tan siquiera el de la tristeza. Había en ella una insinuación de carcajada, pero de una carcajada más terrible que la de cualquier tristeza; una carcajada sin alegría, como la sonrisa de la esfinge; una carcajada fría como el hielo, partícipe de la severidad de lo inexorable. Era la imperiosa e incomunicable sabiduría de la eternidad riéndose de la futilidad de la vida y del esfuerzo de vivir. Eran las Tierras Vírgenes, la soledad salvaje, el helado corazón de los desolados yermos del Norte .
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No bajarían de veinte los lobos que contó, que lo miraban fija y codiciosamente o que dormían con toda calma sobre la nieve. le recordaban a una multitud de niños reunidos alrededor de la mesa de un festín y esperando permiso para empezar a comer. Y él constituía la comida.
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La vida vivía de la vida. Existían seres que comían y otros que eran comidos. La ley era: devora o te devorarán.
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Reinaba un profundo silencio en toda la vasta extensión de aquella tierra.Era la desolación misma,sin vida,sin movimiento,tan solitaria y fría que ni siquiera bastaría decir,para describirla que su esencia era la tristeza
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En cuclillas, cara a cara con el animal, lo acariciaba cariñosamente, le restregaba con suavidad las orejas, el cuello y los lomos, y daba en ellos amistosos golpecitos, que eran contestados con gruñidos de satisfacción, más pronunciados que nunca
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises