Lo Que nunca fuimos: 1

Hemos superado el reto de noviembre, pero me ha costado conseguirlo.

La historia de Rubén y Eric empieza muy bien, de hecho, en conjunto es una historia bonita y bastante creíble.

Nos habla del antes y del presente de ambos protagonistas, pero narrado solo desde la perspectiva de Eric.

He de decir, que si la historia hubiera sido más corta me hubiera gustado, porque aun estando cargada de moralina, creo que trata de un tema muy personal, difícil de juzgar por parte del lector.

Es extraño y triste pensar que en 2004 (parte en la que se desarrolla el pasado de ambos) existía la complejidad de ese armario cerrado y adolescente, y la poca libertad de expresión… Y es importante destacar el mensaje que implica la historia, como cada uno experimentamos las vivencias… de una forma muy personal. Y en eso da igual, la ciudad o el año en el que sucedan los hechos. Y no está de más repetirlo las veces que sea necesario.

En cuanto a la narración tengo que admitir que se me ha hecho muy pesada y bastante chicle. al que, contra más masticas, se va endureciendo y va perdiendo todo el sabor.

Es un libro demasiado repetitivo para mi gusto, y en el que ninguno de los protagonistas ha evolucionado en el tiempo separados. Solo se vuelven a encontrar después de 15 años y siguen anclados en una historia demasiado “embrujada”, bañada en chocolates “kit kat” y con una buena dosis de “descubrimiento” tanto de “Star Wars” como de otras guerras más personales.

Tanto con quince años como con treinta, siguen siendo igual de infantiles en los diálogos. Por un lado, puede resultar tierno, pero por el otro pierde esa madurez necesaria. Por lo tanto, si no fuera porque el encabezamiento lo marca, resultaría imposible diferenciar el pasado del presente.

Una lectura que no era para mí.

Mike, Gracias por la tinta*


@best_22_witches
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Este libro es el primer ganador de un nuevo premio literario, pero yo lo he leído porque los libros de su autor me suelen gustar mucho. Y la verdad es que me ha encantado. Igual es pronto, pero probablemente esté entre mis mejores lecturas del año.
Un chico empieza en un nuevo trabajo y allí se reencuentra con su mejor amigo en la adolescencia y su primer amor, aunque él parece no reconocerle.
El libro está narrado en dos tiempos, en el presente tenemos a estos dos chicos que se vuelven a ver después de quince años sin verse y aunque en el pasado solo fueron muy buenos amigos, ahora son personas adultas y ya no tienen miedo a lo que sienten.
La parte que cuenta el pasado, que reconozco que es mi favorita, son dos adolescentes que tienen que hacer un trabajo de clase juntos y lo que empieza como un deber de tener que juntarse acaba como escusa para pasar más tiempo juntos. Poco a poco van viendo que tienen en común más cosas de las que pensaban y se hacen muy buenos amigos, aunque la realidad es otra porque realmente están coladitos el uno por el otro. La verdad es que aunque son precavidos y tienen vergüenza, son monísimos.
Me hubiera gustado conocer la historia también desde el punto de vista del otro protagonista, pero no porque me haya faltado algo, solo es que ese personaje me ha gustado mucho.
Y yo pensaba que con este libro no lloraría, porque tiene menos drama que los anteriores libros de este escritor, pero también ha caído alguna lagrimilla.
Lo malo de este libro es que tiene poco más de trescientas páginas y se lee enseguida, me estaba gustando mucho y me ha dado pena acabarlo. Pero bueno, ya lo releeré en algún momento.
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La premisa del libro es buena. Muy buena. de esas que a mi me encantan porque nos cuentan primeros amores y reencuentros. Además, en esta historia todo es un poco más difícil porque ese primer amor que tan intensamente se vive, los protagonistas del libro lo viven en completo secreto, no solo de cara al resto del mundo, si no incluso entre ellos mismos.

Y es que la adolescencia puede ser una época complicada en muchos aspectos, pero si además eres un chico retraído y tus sentimientos se dirigen hacia tu único amigo, la cosa se complica más por las dudas y el miedo al rechazo.

Quince años después, la vida, el destino o la casualidad, hace que se reencuentren y, a pesar de ser dos adultos con las ideas mucho más claras, y a pesar de los recuerdos de aquella adolescencia, dar el primer paso sigue siendo complicado.

Para mí gusto, hay momentos muy repetitivos en el libro y me ha faltado más profundidad en la historia, más vivencias tanto en el pasado como en la actualidad, más conversaciones para ver cómo se conocen y surge todo entre ellos. Me ha dado la sensación de pasarme el libro encerrada en la habitación de Rubén fines de semana enteros, sin nada más que comer kitkat, palomitas y ver Embrujadas o Star Wars. Todo eso me sobraba por repetitivo y me faltaban momentos, pensamientos, sensaciones...



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la historia que nos regala Mike en esta narración, en lo personal me siento identificado con Eric. porque aunque tengo 40 años; todo aquello que el ha vivido a sus 15 años, el acoso, el estar dentro del armario, enamorado del compañero y tras unos años volverlo a encontrar pues es que más identificado no puedo estar.

lo que me parece triste en la historia y de verdad que me ha parecido mal es que hallan echado a Eric del instituto por haber besado a Ruben. refleja la homofobia en la actualidad.

Me ha parecido una historia muy mona, sobre todo la parte de los Eric y Rubén adolescentes. de esos libros de los que rascaba cualquier ratito para continuarlo y que lees con una sonrisa en los labios porque sabes que va a acabar bien. En ese sentido, ha sido bastante satisfactorio, porque esos adolescentes enamorados, aunque sea catorce años después, se vuelven a encontrar, y es algo que a muchos nos hubiese gustado que nos pasase.

También me han encantado los detalles de 2005, me han hecho viajar en el tiempo a mi propia adolescencia: el Messenger y los nicks que nos poníamos, el eMule y las semanas que tardábamos en descargar un simple episodio, series como Embrujadas...

Como "pega", he encontrado bastantes errores en los tiempos verbales, sobre todo en escenas en las que se usa el presente (por ejemplo: "Lanza un vistazo al interior del aula y sonríe con cariño") y, una frase después, en pasado ("—¿Puedo verlos ya? —pregunté emocionado, y él asintió con la cabeza") cuando deberían ser también en presente. Quizá en una próxima edición lo corrijan.
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