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No hay mejor sensación que comenzar un libro creyendo que no te va a gustar y que termine siendo todo un regalo. Mi última lectura me ha sorprendido bastante: 𝘓𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘶𝘯𝘤𝘢 𝘧𝘶𝘪𝘮𝘰𝘴 de 𝘔𝘪𝘬𝘦 𝘓𝘪𝘨𝘩𝘵𝘸𝘰𝘰𝘥, ganador del I premio eLIT LGTBI. El autor ahonda en la vida de Eric, un chico millenial que roza la treintena y que, tras quince años, se reencuentra con el amor de su adolescencia. En definitiva, es una historia romántica más alardeando de clichés, pero a veces, resultan ser las mejores. Sobre todo, porque M. Lightwood también expone la situación de algunos adolescentes que, como yo, no pudimos vivir nuestro primer amor sin los miedos e inseguridades que acarreaba tener una orientación sexual diferente en la década de los 2000. Ha sido una lectura muy corta que ojalá hubiera durado 300 páginas más. Pero en su brevedad se esconden sentimientos profundos y escenas muy intensas que me han arrancado unos cuantos suspiros y alguna que otra lagrimilla de cara al final. La única palabra que se me viene a la mente para describirla es, sencillamente, "bonita". A veces, encuentro libros con los que me puedo sentir identificado en algunas cosas o con ciertos personajes, pero en esta ocasión me he sentido así desde el primer capítulo hasta el último. Y eso se debe a que es una historia auténtica, escrita con el corazón y para el corazón. A todo esto, he de añadir que el estilo del autor es muy fresco y directo, con un montón de referencias "frikis" de mi niñez que me ha hecho muchísima ilusión encontrar: Pokemon, Embrujadas, Star Wars, etc. En definitiva, sin esperarlo, he descubierto un libro real y sencillo, muy sincero, entrañable y, sobre todo, nostálgico. Un libro que llega en el mejor momento para todos aquellos que no pudieron vivir su primer amor por culpa del miedo, pero que ahora ven el futuro con esperanza para ser lo que nunca fueron 🏳️🌈. |
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