En los últimos días había asistido, incrédulo, a algunas escenas tan sobrecogedoras como asombrosas. Desde levitación o movimiento de objetos a distancia, hasta contorsiones imposibles para un cuerpo humano o escuchar hablar en lenguas ininteligibles, posiblemente muertas, que él consideró podía tratarse de arameo o de hebreo antiguo, aunque eran especulaciones sin fundamento.
|