Argumentaba como los alfareros con el barro, que de sus dedos podía salir lo mismo una humilde escudilla que la más acabada fantasía rococó.
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Argumentaba como los alfareros con el barro, que de sus dedos podía salir lo mismo una humilde escudilla que la más acabada fantasía rococó.
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La alegría trae mala suerte porque detrás de la alegría acecha siempre la desgracia
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Aurora tiene una historia que contar. Una historia que ha permanecido como aletargada hasta hoy, esperando un estímulo, una súbita brisa que avive las brasas hasta convertirlas en hoguera
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Ahora ya se sabe con certeza que los relatos no son inocentes, no del todo inocentes. Quizá tampoco lo sean las conversaciones de diario, los descuidos y equívocos verbales o el hablar por hablar... Hay algo en las palabras que ya de por sí, entraña un riesgo, una amenaza, y no es verdad que el viento se las lleve tan fácilmente como dicen. No es verdad.
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Hay algo en las palabras que, ya de por sí, entraña un riesgo, una amenaza, y no es verdad que el viento se las lleve tan fácilmente como dicen. No es verdad. Puede ocurrir que ciertos ecos de los dichos, y hasta de los dichos más triviales, sigan como en letargo durante muchos años, latiendo debilmente en un rincón de la memoria, esperando una segunda oportunidad de regresar al presente para aumentar y corregir lo que no quedo del todo claro en su momento, y a menudo con una elocuencia y un alcance significativo que exceden con mucho a los que tuvieron en su origen.
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"«Si Ícaro hubiese alcanzado el sol, ¿qué?, ¿se hubiera detenido allí? Seguro que no», y Aurora negaba también con la cabeza, cómplice con él. «Algo hubiese maquinado para seguir ascendiendo más, siempre un poquito más.» ¿Y los de Babel? ¿Se hubieran conformado con alcanzar el mero cielo? Y esa insatisfacción agónica es la que nos anima y nos condena a alzar nuestra vivienda para la eternidad, locos de deseo, esclavos del afán, sin querer entender que todos los lugares son lugares de paso hacia otra parte, y que todos los caminos de la vida conducen a la muerte, y que solo allí encontraremos nuestra verdadera morada, donde descansaremos al fin de las fatigas del viaje. Y así siglos y siglos, y ante la desventura de ese panorama, unían sus silencios en una larga y solidaria mirada conmiseración."
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"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo" ¿El personaje de qué libro está hablando?