No hay mayor gloria para un secreto que morir sin haber sido desvelado.
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No hay mayor gloria para un secreto que morir sin haber sido desvelado.
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El destino termina siempre castigando la buena suerte de los pobres.
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Las aguas del pasado siempre bajan turbias y, lo que es peor, enturbian también las presentes.
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Detrás de la alegría acecha siempre la desgracia. Los llantos los oye dios y la risa el diablo.
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Y allí seguía viviendo, sin alegría, sin amor, entregada solo al ciego tramite de llevar con decoro la dura condena de vivir.
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La sinceridad llevada al fanatismo, solo puede conducir a la destrucción.
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El rencor le viene bien a la escritura creativa.
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Porque ella era la única que conocía los secretos de todos y cada uno de ellos, y sabía que los pequeños y viejos rencores, por viejos y pequeños que fuesen, estaban latentes en la memoria, al acecho, esperando la ocasión de volver al presente, renovados y recrecidos, rescoldos aún tibios que el menor viento podía avivar en llama, o como esas historias en cuyo planteamiento, inocente o cómico en apariencia, está ya la semilla de un final desdichado. |
La educación empieza en el amor.
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Todos nos inventamos un poco nuestras vidas.
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"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo" ¿El personaje de qué libro está hablando?