Qué agradable dejar pasmados a los filósofos, estallar como un petardo en sus narices. Le gustaría que su historia desapareciera dejando agujeros tras de sí. No hay historia, escribe. Me estoy volviendo loca. Es un grito.
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Qué agradable dejar pasmados a los filósofos, estallar como un petardo en sus narices. Le gustaría que su historia desapareciera dejando agujeros tras de sí. No hay historia, escribe. Me estoy volviendo loca. Es un grito.
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Potencia y hielo, sus semejanzas. Quizá a Kathy se le estaban derritiendo los bordes, quizá se estaba subsumiendo, quizá tenía que madurar, quizá ser una persona adulta debía de consistir en eso, un glaciar desplomándose en una bañera.
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Kathy lo apuntaba todo en su cuaderno y se asustó de pronto al pensar que quizá iba a agotar el presente y verse en la vanguardia, sola en la cima del tiempo, lo cual era absurdo, pero ¿no piensas a veces que es imposible que surquemos todos a la vez la verde simultaneidad de la vida, como tiburones súbitamente visibles en una ola que rompe?
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En los noventa, cuando era joven, había llorado y se había hecho cortes en la piel a la mínima oportunidad, le encantaba hundirse en la más absoluta miseria, pero ahora se había secado, se sentía serena y morena, plana como una tostada que nadie quiere, no exactamente apetitosa, no deseable, pero sí alimento para alguien, una paloma por lo menos.
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Kathy era una progre de salón, una lerda más, pero también era una motera empedernida, una libertaria, amante del vive y deja vivir, le importaba una mierda todo, la gente podía arrancarse la cara los unos a los otros si eso era lo que les apetecía, lo único que era superior a sus fuerzas era un poli racista con pistola, quitarles la ropa y arrastrarlos por la calle como cochinos salvajes, ¿no sería lo mejor?
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¿Con qué frase empieza esta novela?