La sangre manda

“En el siglo XXI, creo, son nuestros teléfonos el medio por el que nos relacionamos con el mundo. Si es así, probablemente sea una mala relación.” ~ El teléfono del señor Harrigan - La sangre manda de Stephen King.

Cuatro relatos conforman este libro de Stephen King y con cada uno veo un reflejo de su estilo. El teléfono del señor Harrigan y ese toque paranormal de los libros de King; Chuky, con un personaje marcado por sus monstruos internos; el estilo policial de la saga de Bill Hodges y El visitante en La sangre manda —ojo, este se ha de leer tras los otros porque si no, te desvela toda la trama— y La rata, un relato con un toque de fantasía al que temía porque con ese título... pero que al final casi he leído de un tirón.

Me quedo, sin duda, con el primero; me ha encantado en conjunto y ha sido precisamente de este del que he elegido la frase de cabecera. En él nos narra la historia de un joven que comienza a trabajar para un jubilado adinerado que se ha ido a vivir a su pueblo. Todos los días acude a su casa a cuidar las plantas y a leerle un libro y poco a poco su relación laboral evoluciona hacia la amistad, una amistad que sobrevivirá durante un largo tiempo ... y hasta aquí puedo contar.

Sabéis que no soy objetiva con Stephen King porque aunque la historia no me atrape, sí lo hace su forma de escribir. En este caso he ido leyendo un relato a la semana por aquello de disfrutarlos de forma separada. Son totalmente diferentes, ni parecidos.

Mención especial he de hacer a Holly, ese personaje secundario de la trilogía Bill Hodges (Mr. Mercedes, Quien pierde paga y Fin de guardia) y a la que parece que Stephen King le quiere dar más protagonismo. Me pregunto si nos tendrá alguna sorpresa futura escondida con Holly como actriz principal. No me importaría, la verdad.