Lo bueno de no tener quince años es la seguridad adquirida. Lo malo de no tener quince años es que los miedos son fundados.
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Lo bueno de no tener quince años es la seguridad adquirida. Lo malo de no tener quince años es que los miedos son fundados.
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Hay más mundo: se cuela por la tele. Te resulta extraño que tantas cosas hayan empezado sin ti, y haces un esfuerzo por coger el ritmo y estar ya en la vanguardia de los acontecimientos.
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La muerte la toleramos porque no nos queda más remedio; la enfermedad, precisamente cuando no tiene ya remedio, es intolerable.
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No entiendes tu soledad. Buscas una complicidad que no encuentras. No sabes que se llama complicidad porque te faltan los nombres de muchas cosas. Son muchas las palabras y tú solo tienes siete años, es normal. Sí conoces algunas, claro: merienda, trampolín, albaricoque, abuela. Tu abuela, desposeída de su nombre para ser solo tu abuela. Tu abuela, que se sabe pocas palabras, pero se las sabe bien: Pan. Hogar. Orfandad. Amor.
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Quiero ser lo que mi abuela fue para mi
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El amor es eso: compartir un espacio haciendo cosas distintas
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No hay nada más triste que un tiovivo parado. Nada quieto tiene sentido alguno. Para seguir centrado hay que moverse. Para moverse hay que cambiar de idea.
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El amor es saber quién es el otro a pesar de lo que los demás creen que es, a pesar de lo que él mismo dice ser.
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La ansiedad es querer controlar el futuro.
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Ser hijo en familia numerosa es reivindicar constantemente tus derechos, antes de que se los lleve otro. La última croqueta. La atención de mamá. El mejor asiento. La atención de papá.
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¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?