Viajamos a Ridinghouse Bay (Reino Unido) para conocer a Alice, una mujer joven, soltera y madre que trabaja desde casa convirtiendo mapas antiguos en arte. Su vida cambia cuando, a través de la ventana, ve a un hombre solo sentado en la playa y mirando al mar. Su postura no cambia pese a la lluvia por lo que Alice decide salir a ofrecerle una chaqueta e indagar más acerca de este hombre, un hombre que no recuerda absolutamente nada. Paralelamente conocemos a Lily una mujer ucraniana que disfruta de sus primeros días de casada junto a Carl. Una relación que no está bien vista por muchas personas ya que el le saca diecinueve años. Las horas pasan y Carl no ha regresado del trabajo... En otra linea temporal concretamente en 1993 conocemos a un matrimonio que ha decidido pasar sus vacaciones en Ridinghouse Bay con sus dos hijos, el mayor Graham y la quinceañera Kirsty. Lo que pretendían ser unos días familiares de desconexión cambiará cuando un joven de diecinueve años llamado Mark irrumpe en sus vidas. Leer a la autora siempre es un acierto, una lectura entretenida que en este caso y para mí gusto va de menos a más. Unos personajes bien caracterizados donde la autora juega con los tiempos desembocando en un final que aún con partes previsibles ha logrado sorprenderme. Me ha gustado que trate el tema de la perdida de memoria, como lo viven las personas que lo sufren y también las personas que los rodean. La angustia de no saber quién eres o que has hecho si has hecho algo irreparable o te lo han hecho a ti. Una lectura rápida con una narración fluida que no se hace pesada y que recomiendo mucho para leer cualquier tarde si lo que buscas es desconexión absoluta para sumergirse en una historia llena de intriga y misterio. + Leer más |