El día en que los crayones renunciaron

El pequeño Duncan pensaba que tendría un poco de tiempo para dibujar con sus crayones en la escuela, pero al sacar su caja de lápices de colores se encuentra con algo inesperado. En lugar de sus pinturas, hay un montón de cartas envueltas dirigidas a él. ¿Qué será todo esto?

Parece que los crayones de Duncan no están muy contentos y han decidido ponerse en huelga. Cada color le ha escrito una carta con su queja particular y ha añadido una imagen que el niño había dibujado usando ese color para presentar su caso. de esta forma nos encontraremos con que el Rojo se siente presionado por tener que trabajar tan duro, incluso en días festivos (ya que es el color de Santa Claus), el Beige está cansado de ser siempre un segundón y estar por detrás del Marrón, el Amarillo y el Naranja no dejan de discutir sobre cuál es el color real del sol, y el pobre Rosa se siente discriminado porque lo consideran un color de niñas, aunque a él se le ocurren un montón de cosas que dibujar.

¿Cómo resolverá Duncan esta situación tan alarmante?

El Día de los crayones renunciaron es una obra cargada de humor y diversión, capaz de sacar una sonrisa a todo aquel que tenga el libro en sus manos. El texto de Daywalt es sencillo, pero rebosa de ingenio. Con sus palabras es capaz de transmitir la inocencia de la infancia y nos ayuda a conectar con nuestros recuerdos, aquellos momentos de tranquilidad en los que la única preocupación era saber qué color escoger.

El autor cuenta que la idea se le ocurrió cuando Estaba en mi estudio dispuesto a escribir […] cuando me quedé literalmente mirando la caja de colores sobre mi escritorio y no pude dejar de notar lo desigual que se utilizaron. Azul y rojo eran apenas protuberancias, rosa estaba nuevo, melocotón tenía su envoltura arrancada… ¿Y si pudieran decir lo que querían?

Las ilustraciones del Jeffers representan a la perfección las demandas de los crayones y complementan la lectura con unos divertidísimos dibujos que éstos presentan para presentar su caso en cuestión. Por supuesto, el ilustrador emplea lápices de colores, que combina con su toque personal de genialidad.

Un libro estupendo que despertará la imaginación y la creatividad de los niños, consiguiendo que tengan sus propias conversaciones con los lápices de colores y animándolos a colorear sin parar. Un regalo perfecto para la vuelta al cole o para motivar a cualquier artista (ya sea grande o pequeño).
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