Donde cantan las ballenas

Sara Jaramillo Klinkert, periodista y dueña de "Ábrete Sésamo", una tienda de especias, es originaria de Medellín. Estudió el Máster de Narrativa y durante su primer año escribió "Cómo maté a mi padre", obra que fue publicada por primera vez en 2020. En ella relata de forma testimonial el asesinato de su padre cuando Sara tenía 11 años. En su segundo año de Máster escribió "Donde cantan las ballenas", título recién publicado bajo el sello Lumen.

Con una magistral pluma, una narrativa clara, pulcra y poética aunada a una envolvente ambientación, Sara nos trae una original y deliciosa historia llena de influencias del realismo mágico.

Sin necesidad de mantener un ritmo ágil y dinámico, la novela consigue atrapar al lector a través de su curiosa trama, sus fascinantes personajes y un evocador paraje en donde la naturaleza recobra su poder y se hace un elemento presente y prácticamente protagonista.

Las descripciones son elegantes sin entrar en múltiples detalles y tienen la capacidad de trasladar al lector a un entorno salvaje mediante el cual se trasladan numerosos mensajes y reflexiones a favor del medio.

La narración es exquisita, y a decir verdad algo extensa debido a la poca presencia de diálogos, sin embargo, contiene preciosas frases muy reflexivas que pueden llegar a pasar desapercibidas si el lector no es hábil y consigue identificarlas en la redacción y pararse a deleitarse en ellas.

Los personajes son de lo más excéntricos. Se encuentran muy bien construidos y tienen un trasfondo muy trabajado. Conforme avanza la trama el lector consigue acercarse a ellos, sin embargo, continuamente sorprenden con sus acciones impidiendo llegar a conocerlos del todo.

Es indiscutible que los secretos y el misticismo los rodea como un halo impreso en cada uno de ellos, no obstante, se trata de personas profundas y carismáticas, en cuyo interior encierran una serie de simbolismos que, en su medida, pueden ser más o menos fácil de identificar.

A pesar de que todos consiguen crear un conjunto de relaciones maravillosas, es Candelaria quien destaca a lo largo de la narración. Pues es en ella en donde se percibe una interesante y natural transformación que versa desde la niñez hasta la adolescencia. Cabe señalar que, aunque la novela esté escrita en primera persona, el narrador omnisciente centra toda su atención en su figura.

En un principio, Candelaria, presenta una imagen muy infantil, inocente, llena de sueños, ideas mágicas y deseos. Su aislamiento no le permite madurar más que lo poco que su familia le ofrece, sin embargo, en su acercamiento a cada uno de los inquilinos que van apareciendo, la realidad se traslada al interior de su idílico hogar, acercándola hacia un mundo más físico y tangible. Es por ello que deja de lado sus tareas y preocupaciones de niña salvaje y sin normas, para comenzar a dar sus primeros pasos hacia la madurez a través de la concienciación de su físico, el descubrimiento del deseo sexual, el autodescubrimiento, la concienciación del yo y la necesidad de encajar en un círculo social. Todo ello se aúna a sentimientos antes no percibidos como los celos, la envidia o el inconformismo.

Sin más, en Candelaria se encierra un claro reflejo de la transición hacia una etapa vital y, para ello, requiere de los ejemplos, conversaciones y momentos vividos con cada uno de los personajes con los que mantiene una relación, permitiéndole descubrir sus limitaciones y ayudándole a ampliar conceptos.

No obstante, ésta no es la única temática que se encierra en el libro, pues la relación entre madre e hija, la familia, las enfermedades mentales, la complejidad del ser humano, la persecución de los objetivos, el abandono o el amor se tratan de forma regular, concreta y ampliamente a lo largo de las páginas.

Como he mencionado antes, como base de la narración, la autora denota una alta sensibilidad por el reino animal y vegetal haciendo un llamamiento al respeto, cuidado y amor hacia ellos.

Personalmente, no tenía altas expectativas con esta novela, mas debo aclarar que desde la primera página sentí tal conexión con la historia de Candelaria que me hizo quedar atrapada en su bella prosa, su impactante ambientación, su final sorprendente y el surrealismo tan creíble que nos ofrece. Sin duda me capturó desde el primer momento y me dejó anhelante de conocimiento hasta su desconcertante final. Por estos motivos se convierte, de forma indiscutible, en una de mis mejores lecturas del año.

En conclusión, "Donde cantan las ballenas" es una potente novela llena de realismo mágico, simbolismo, reflexivos mensajes y un fuerte amor por la naturaleza que no dejará indiferente a ningún lector.

La recomiendo abiertamente a todos aquellos amantes del género originario de Latinoamérica y, especialmente, a los lectores que necesiten salir de la monotonía de sus lecturas para hallar algo original y diferente que los haga enamorarse y quedar atrapados por la lectura.

Cada elemento que forma el conjunto que crea el entorno en el que vivimos a diario, paredes, ventanas, tejados, algunos afortunados también cuentan con arboles y plantas de diversos tipos, animales, rodeados de concreto o de naturaleza, con mantenimiento o con las marcas del tiempo nunca reparadas poco a poco va tomando elementos de cada ser que recorre sus pasillos para crear así su propia historia y aura de vida, sin darnos cuenta se van convirtiendo de un lugar anónimo en un ente vivo, que relata su propia historia, que grita y también guarda silencios y añoranzas, aunque este libro trate de un viaje por el territorio y por la vida, uno de los elementos mas hermosos que alberga en sus líneas es como la casa en la que nació y de la que partió Candelaria es un escenario, pero también un personaje vibrante de su vida.
En esta casa que es un ser viviente y sintiente, se va la vida de Candelaria y su familia que ha quedado en ruinas desde que su padre, el artesano que tallaba ballenas en piedra decidió ir a buscarlas por su cuenta, dejando allí una esposa que ya no se entera de nada más que de las piedras que colecciona, a un hijo que no desea ser el hombre de la casa, por ello decide transformarse, ponerse alas y emprender el vuelo, una hija que solo la añoranza de ver de nuevo a su padre la mantiene viva y a la casa, que poco a poco se convertirá en hotel de paso para los personajes mas ocurrentes y estrafalarios que puedan llegar a aquel rincón del mundo que parece hecho para ellos.
Con una narrativa fluida y un lenguaje sencillo, pero de armonías bien construidas y sumamente sensibles la autora nos lleva a recorrer los cimientos de esta casa hogar y a que acompañemos a Candelaria a descubrir donde cantan las ballenas y unas cuantas verdades de la vida que no siempre nos dan el sabor anhelado.

Crecer en una casa aislada del mundo es una bendición y una condena. Bendición porque te evita los males del mundo. Condena, exactamente por lo mismo. Allí aprendes que los árboles pueden crecer dentro de los dormitorios, que los pájaros reciben cada nuevo día con la algarabía de sus cantos, que las ballenas no cantan en tierra firme. Pero te niega el saber sobre la vida verdadera, esa que a veces se acaba sin avisar y sin explicación. Que la gente muere, que tú estás creciendo y que debes, aunque no quieras, buscar tu camino.
Llegarán hasta tu puerta almas que huyen y que te abrirán los ojos a lo que se te ocultó. A lo que te gusta de ti y a lo que odias; al olvido y a la aceptación.
Irás a buscar lo que otros persiguieron siguiendo la estela que dejan las olas al pasar. Y entenderás que no existe el final del camino. O, al menos, que no está en el lugar donde te dijeron que lo hallarías.

Candelaria tiene 12 años y vive en Perruca, una casa donde la naturaleza exuberante lo envuelve y modela todo a su antojo, con su madre y su hermano. Su padre, que ella adoraba, les ha abandonado de un día para otro. Irán pasando por la casa distintos personajes que ayudarán a Candelaria a despertar tras la infancia de magia y cuidados que empieza a ver terminada.
La narración es deliciosa con generosas descripciones y reflexiones llenas de metáforas y simbolismo. Dan ganas de apuntar alguna frase prácticamente a cada página.
Es una lectura de ritmo más bien lento, sin demasiada intriga ni acción, al menos en la primera parte, pero que invita a pensar y que engancha por sus originales personajes y situaciones. Candelaria es un personaje muy potente, tierna e inspiradora.