Los grandes sabios y pensadores de la historia siempre recomendaban arriesgarse y abandonar la zona de confort. Claro que estas palabras justificaban incluso las peores ideas...
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Los grandes sabios y pensadores de la historia siempre recomendaban arriesgarse y abandonar la zona de confort. Claro que estas palabras justificaban incluso las peores ideas...
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Pero es que a veces lo de recordar no lo haces para ti, sino para arrancarle una sonrisa a alguien. Ese tipo de mentiras estaban permitidas.
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...los objetos no son importantes, se pueden sustituir. Lo único que me importa es que estés bien.
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Los hombres de verdad van floreados cuando llevan a cabo un allanamiento.
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- Bueno, me lo he pasado en grande, gracias por invitarme a mi primer chantaje... Quizá pueda añadir la extorsión a mi currículo...¿Sabes que usas el humor como mecanismo de defensa?
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A veces recordar no es para ti, a veces lo haces solo para hacer sonreír a otra persona.
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Sé que la mayoría de la gente trabaja en sus dormitorios, yo duermo en mi lugar de trabajo. Es muy diferente.
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- Ay, mi amor, trabajas demasiado. - Eso no es posible. |
Me la resalchicha.
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Pip sabía dónde vivían. Todos los vecinos de Little Kilton lo sabían. La casa era algo así como la mansión encantada de la ciudad, la gente aceleraba cuando pasaba por delante y cortaba sus conversaciones. En ocasiones, las pandillas de chavales que se dejaban caer por allí a la vuelta del colegio se retaban entre sí a acercarse corriendo y tocar la verja. Pero quienes habitaban aquella casa encantada no eran fantasmas, sino tres personas tristes que intentaban continuar con sus vidas. No había luces que se encendiesen y se apagasen solas, ni sillas que se cayesen al suelo sin que nadie las tocase; lo terrorífico de la casa eran las pintadas que decoraban los muros, «escoria», y las ventanas rotas a pedradas. Pip no entendía que no se hubiesen mudado. No es que tuvieran que hacerlo, claro, no eran culpables de nada. Pero no sabía cómo eran capaces de seguir allí.
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Manolito ...