Para la época, sorprende el tono adulto y sórdido con el que está narrado este arco en el que se humaniza más que nunca a Peter Parker (no es habitual verlo sufrir un ataque de pánico) a causa de red que le teje Kraven. Un perfecto dominio de los villanos, que casi protagonizan la historia más que el propio trepamuros, y un dibujo excepcional hacen de este cómic un clásico imprescindible. Magnífico. |