Hoy hemos hecho noche en el país de los atayos, donde los hombres se casan entre sí, orinan en cuclillas y cuidan de sus hijos, mientras que las mujeres, que solo tienen un pecho, cazan y guerrean.
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Hoy hemos hecho noche en el país de los atayos, donde los hombres se casan entre sí, orinan en cuclillas y cuidan de sus hijos, mientras que las mujeres, que solo tienen un pecho, cazan y guerrean.
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Ayer llegamos a la tierra de los guaycones, donde los niños toman teta hasta que les sale bigote.
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--¿Cuándo se muere del todo uno? ¿Cuando muere o cuando mueren todos los que se acordaban de él? -Escuchó redoblar la voz de Briano, el atabalero.
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Había llegado hasta allí siendo solo un niño, en una de las barcazas que remontaban el río Ebro hasta Tortosa -y desde allí hasta Olite a lomos de una acémila- junto a varios naranjos y dos búfalos, con los que Odnat-Nevni-ot-Seolem, sultán de los mamelucos, había tenido a bien obsequiar en cierta ocasión a los reyes de Navarra.
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--Si no queremos morirnos de hambre tenemos que dejar de ser fugitivos. --Y convertirnos de una vez en bandidos. |
A mí, al contrario que a ellos dos, la naturaleza no me dotó ni de su fortaleza física ni de su espíritu aventurero (si bien la vida me deparó algunos peregrinos lances, de los que también daré cuenta en estas páginas), pero la rueda de la fortuna, mi voluntad y la Hermandad de los Negritos, a la que mediante estas páginas me dirijo buscando una vez más su amparo, me permitieron encontrar consuelo y refugio en los libros, que aprendí a leer y escribir, y dicen que no sin tino.
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—¡Magnífico, Pedro! —Oyó, de repente, a sus espaldas. Era una voz extraña, dulce y grave a la vez, en la que los dos tonos sonaban impostados. La voz de un hombre educado para mandar y que aborrecía hacerlo. La voz del Príncipe de Viana. |
"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo" ¿El personaje de qué libro está hablando?