Diez mil heridas de Patxi Irurzun
Había llegado hasta allí siendo solo un niño, en una de las barcazas que remontaban el río Ebro hasta Tortosa -y desde allí hasta Olite a lomos de una acémila- junto a varios naranjos y dos búfalos, con los que Odnat-Nevni-ot-Seolem, sultán de los mamelucos, había tenido a bien obsequiar en cierta ocasión a los reyes de Navarra.
|