Por primera vez son violadores y los desgraciados los que deben tener miedo y no las chicas, y eso les da a ellas el valor para hablar y hacerlo a gritos.
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Por primera vez son violadores y los desgraciados los que deben tener miedo y no las chicas, y eso les da a ellas el valor para hablar y hacerlo a gritos.
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Estoy acostumbrada a que las chicas contemos nuestras historias entre susurros, no a gritos para que todos las escuchen.
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¿Cuántas mujeres tienen que ser violentadas o asesinadas antes de que la gente trate de cambiar en serio las cosas? ¿Por qué tenemos que sufrir y tener miedo siempre mientras ellos viven en la ignorancia y el privilegio?
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Aunque el agua está fresca, revela los rasguños rosados en su pecho donde los dedos del tipo se le enterraron antes de arrancarle el vestido. Rebecca frunce el ceño y los toca con cuidado. ¿Se van a amoratar? Pero, claro, quiza sea algo bueno. Al tener el recordatorio físico del ataque tal vez pueda sentirse menos avergonzada por estar nerviosa durante los próximos días. Si el ataque deja marcas visibles es menos probable que las personas le digan que ya lo supere, porque ni la lastimaron de verdad.
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Rebecca entiende que no hay una solución correcta. Ni siquiera la prisión borraría el daño que se hizo. Las multas, el encarcelamiento, la muerte... no hay consecuencia posible que sea equivalente al daño. Y entonces ¿qué es la justicia?
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Merolico es un problema. No era, lo sigue siendo. O sea, sigue siendo un problema a pesar de estar muerto. O justo porque está muerto, supongo. El punto es que es un problema |
Mantenerlo en secreto no lo hace menos traumático, pero al menos lo disimula. Con razón tantas mujeres no denuncian.
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Pero ¿qué estabas haciendo?, preguntan la policía y la sociedad. Qué traías puesto? ¿Habías bebido? Estabas sola? ¿Le coqueteaste? Apuesto a que le coqueteaste. Para las chicas como tú... es como respirar, ¿no? ¿Lo incitaste? ¿Estás segura de que dijiste que no? Pero ¿lo dijiste con ganas? ¿Estás segura de que quieres arruinar su vida por unos minutos de diversión sin consecuencias? Y de algún modo pasas por todo eso y aun así quieres continuar, lo haces una y otra y otra y otra vez. Lo haces con los abogados en sus oficinas y en las salas de juntas, y luego subes al estrado y ves a tus padres mientras la defensa insinúa que eres una puta mentirosa con sed de venganza que solo quiere destruir la reputación y el futuro de ese joven/atleta/emprendedor/hombre prometedor. Lo revives una y otra vez y luego: inocente. O culpable de un cargo menor. |
Pasamos tanto tiempo, piensa Rebeca, enseñándoles a las chicas lo que tienen que hacer para que no las violen, y las atacamos por hacer lo que se les enseñó. Si bebes, es tu culpa, pero si no bebes, eres una aguafiestas. Si enseñas demasado piel, te lo estás buscando, pero si te cubres, eres mojigata, y te lo estás buscando. Eres demasiado escandalosa; no eres lo suficientemente escandalosa. Eres demasiado paranoica; no eres bastante paranoica. Es tu culpa. Es tu culpa. Es tu culpa. Es imposible no interiorizar al menos algo de eso.
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Creo que casi todos son capaces de matar a alguien en las circunstancias correctas -dice Hasah al fin, y se limpia los dedos con una servilleta-. La persona correcta, la razón correcta el detonante correcto... todos somos capaces de hacerlo. Y no hablo solo de matar a alguien, me refiero a un asesinato hecho y derecho.
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La leyenda de Sleepy Hollow es un relato corto de terror y romanticismo, se desarrolla en los alrededores de...