El sótano

¿Cómo encaja una en el mundo?
Una encaja como puede.

Entre aquella gente, mi malestar sin fuerzas quedaba herméticamente guardado dentro de mí, como por otra parte me imagino que quedaría el de ellos. En común poníamos el envoltorio.

Un Refugio que nos aislaba de las inclemencias de la vida.

Tengo la sensación de haber dicho que sí a todo durante aquella época. No sé si como quien expía un pecado o como quien está dispuesto a lo que sea con tal de minimizar conflictos y evitar añadir dolor al dolor.

En los pisos de arriba ocultábamos los moratones que se nos formaban abajo.

La carne será débil, pero es el espíritu el primero que se va por el desagüe en cuanto el cuerpo enferma.

Solo sé que a veces el peor enemigo no es el dolor, sino el cansancio.