Primero llegaron las protestas. Luego, el asedio. El cielo escupió bombas. Hambruna. Entierros.
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Primero llegaron las protestas. Luego, el asedio. El cielo escupió bombas. Hambruna. Entierros.
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Veo tu perfil a la luz de esta luna menguante, hijo mío, la caligrafía de tus pestañas, cerradas en un sueño inocente.
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Mi querido Marwan: En los largos veranos de la infancia, cuando tenía tu edad, tus tíos y yo tendíamos nuestros colchones en el tejado de la granja de tu abuelo, en las afueras de Homs. Por las mañanas, al despertarnos, oíamos el roce de los olivos en la brisa, los balidos de la cabra de tu abuela, el tintineo de las ollas, bajo el aire fresco y el tenue halo del sol, como un caqui, por el este. |
Marinero en tierra