- Las historias pertenecen a todo el mundo, todos pueden escucharlas.
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- Las historias pertenecen a todo el mundo, todos pueden escucharlas.
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La niña se sentó en las rodillas de su padre, alguien miraba fijamente. - ¿Es que pretendes aprenderte de memoria todos los rasgos de mi rostro? -inquirió el capitán-. ¿Tienes miedo de olvidarte de mi cara? - Jamás podré olvidar tu cara, porque te llevo dentro de mi corazón -contestó Sara. Padre e hija se abrazaron estrechamente. |
- El mayor problema que tengo con mi hija es la lectura -dijo el capitán Crewe-. No va a resultarle fácil frenar el ansia de Sara por la lectura. -Comprendo, señor Crewe -respeto la señorita Minchin con una sonrisa. -En realidad, mi hija no lee los libros; los debora. Lee de todo: biografías, novelas en inglés, francés y español, poesía, cuentos... Le ruego que no deje en sus manos libros que puedan perjudicarla. Cuando eso suceda, prefiero que la envíen a divertirse, a correr y saltar, a comprar muñecas... -No quiero tener muchas muñecas -intervino Sara-. No podría querer a todas. Tú sabes muy bien, papá, que mi muñeca preferida en Emily. - ¿Quién es Emily? -quiso saber la señorita Minchin. - Es una muñeca que todavía no tengo. |
Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises