Una estupenda segunda parte que no se desinfla ni se dedica a rellenar páginas, sino que ofrece más información sobre el mundo, más magia, más intrigas, más misterios, más diálogos bien construidos, más de todo lo que disfruté en la primera parte y, como si todo esto no fuera suficiente, de repente llega Nighteyes. Totalmente cautivada. La evolución de los personajes es magnífica, compleja y profunda, totalmente convincente. ¿Y las emociones? Hobb te arrasa con ellas. La narración sigue siendo bellísima e intensa, en no pocas ocasiones me encuentro releyendo líneas o párrafos enteros, algunos incluso en voz alta. Además, en este segundo volumen tenemos más acción e intrigas que en el anterior, la segunda mitad ha sido un no poder soltarlo, hasta el punto de que el último cuarto del libro me lo bebí del tirón. Y ese final... ¿realmente alguien puede resistirse a terminar este libro y no abrir seguidamente el tercero? |