A veces uno no sabe cuánto daño ha sufrido hasta que otra persona palpa la herida.
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A veces uno no sabe cuánto daño ha sufrido hasta que otra persona palpa la herida.
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El muro que no cede ante el ariete aún puede sucumbir a los discretos zarcillos de la hiedra.
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A veces la vida que se gana uno no es la que le corresponde.
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Ser incapaz de pensar en una respuesta no es lo mismo que aceptar las palabras de otro.
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Cuando una persona honrada es incapaz de ganarse la vida, la gente hace lo que sea preciso para subsistir.
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El detalle del trabajo y la concentración requerida basta casi para hacer que uno olvide los anhelos de la adicción, y los dolores residuales que resultan de haberla satisfecho en el pasado. Se puede perder uno en semejante trabajo, olvidarse de sí. O puede profundizar y encontrar numerosos recuerdos en lo hondo de su ser.
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Ocupo mis manos con la esperanza de distraer mi mente.
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Hay un punto muerto en la noche, la hora más negra y fría, cuando el mundo se ha olvidado del atardecer y el alba no es todavía ninguna promesa. Un momento en que es demasiado pronto para levantarse, pero tan tarde que irse a la cama no tiene sentido.
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[...] igual que la luna sigue su ciclo sin fin, lo mismo hace el tiempo. Se libran las mismas batallas, se abaten las mismas plagas , las mismas personas, buenas o malvadas, alcanzan el poder. La humanidad está atrapada en esa rueda, condenada a repetir una y otra vez los mismos errores.
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Niños, sí, nada más que niños grandes, rebeldes y deseosos de demostrar su virilidad. Ignorantes y crueles como a menudo eran los niños.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?