Ese era su momento favorito: cuando un caso daba un giro inesperado y, en lugar de no tener apenas nada con lo que trabajar, de repente tenían demasiado. A todos los miembros del equipo les pasaba lo mismo, o algo parecido. Uno no entraba en Riksmord salvo que le gustasen los desafios y se creciera bajo presión. En cualquier caso, era Sebastian el que más disfrutaba de esos momentos en los que el suelo se abría bajo sus pies
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