Uno no se enamora, sino que descubre que está enamorado.
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Uno no se enamora, sino que descubre que está enamorado.
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La sensación de toparse con alguien cuyos deseos son tan parecidos a los tuyos siempre me ha resultado muy extraña, como tocar un espejo con la punta de los dedos y descubrir que lo que tocas es carne caliente. Si en algún momento llegas a encontrar esa simetría mágica e insólita, espero que seas lo bastante valiente como para aferrarla con ambas manos y no dejarla escapar.
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Consumía libros como si fuesen necesarios para su salud, como el agua o el pan.
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Si tienes afinidad con los libros y has pasado tardes enteras en librerías mohosas cubriendo de caricias furtivas y amables los lomos de títulos conocidos, comprenderás que hojear así las páginas es un paso fundamental a la hora de presentarse a un nuevo libro.
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Cuando eres una criatura a caballo entre dos mundos sin familia y sin dinero, con sólo dos piernas y una moneda de plata, hay ocasiones en las que huir es la única opción válida.
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Si comparamos las historias con los yacimientos arqueológicos y empezamos a limpiar el polvo de la superficie con sumo cuidado, llegaremos a la conclusión de que siempre hay una puerta. Un punto que divide el "aquí" del "allí", el "nosotros" del "ellos", lo "mundano" de lo "mágico". Las historias siempre tienen lugar cuando las puertas se abren y las cosas cruzan entre mundos.
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A veces me sentía tan sola que me daba la impresión de estar a punto de convertirme en ceniza y desvanecerme con la primera brisa.
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Lloré como si me hubieran encargado llorar las lágrimas no derramadas de tres personas en lugar de una: mi madre, perdida en el abismo; mi padre, perdido sin ella; y yo, perdido sin ninguno de los dos.
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Solo hay una forma de huir de tu propia historia, y es colarte en la de otra persona.
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Qué apropiado, que el momento más aterrador de mi vida me obligue a hacer lo que mejor hago: escapar a un libro.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?