Las diez mil puertas de Enero

Que eso te sirva de lección: si eres demasiado bueno y demasiado callado durante demasiado tiempo, te costará. Al final te costará.

Lo que acaba con una persona no es dolor ni el sufrimiento, sino el tiempo

Si tienes afinidad con los libros y has pasado tardes enteras en librarías mohosas cubriendo de caricias furtivas y amables los lomos de títulos conocidos, comprenderás que hojear así las páginas es un paso fundamental a la hora de presentarse a un nuevo libro.

Quizá no se pueda atravesar una puerta y regresar sin cambiar el mundo.

Me dieron ganas de escapar y no dejar de correr hasta que hubiera salido del cuento de hadas triste y horrible en el que me hallaba. Solo hay una manera de huir de tu historia: entrar en la de otra persona.

Una no sabe lo frágil y efímera que puede llegar a sonar su voz hasta que ve a un rico haciéndole caso omiso con la misma naturalidad con la que firma un cheque.

Quizá todos los hombres poderosos sean unos cobardes porque en realidad saben que el poder es temporal

«Compañeros». ¿Ves la curva de esa C que parece dos brazos extendidos? Se usa para el tipo de amigos que podrían matar dragones, aventurarse en misiones imposibles o hacer juramentos de sangre a medianoche por ti.

Lo cierto es que yo no sabía qué convertía a alguien en una “persona de color”, pero lo había pronunciado de tal manera que me alegraba de no serlo.

Ojalá ser parte del rebaño y que nadie me mirase como si fuera diferente; saber de verdad cuál era mi lugar. Resultó que ser un «espécimen único» era muy solitario.