«Compañeros». ¿Ves la curva de esa C que parece dos brazos extendidos? Se usa para el tipo de amigos que podrían matar dragones, aventurarse en misiones imposibles o hacer juramentos de sangre a medianoche por ti.
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«Compañeros». ¿Ves la curva de esa C que parece dos brazos extendidos? Se usa para el tipo de amigos que podrían matar dragones, aventurarse en misiones imposibles o hacer juramentos de sangre a medianoche por ti.
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Lo cierto es que yo no sabía qué convertía a alguien en una “persona de color”, pero lo había pronunciado de tal manera que me alegraba de no serlo.
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Una no sabe lo frágil y efímera que puede llegar a sonar su voz hasta que ve a un rico haciéndole caso omiso con la misma naturalidad con la que firma un cheque.
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Quizá no se pueda atravesar una puerta y regresar sin cambiar el mundo.
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Ojalá ser parte del rebaño y que nadie me mirase como si fuera diferente; saber de verdad cuál era mi lugar. Resultó que ser un «espécimen único» era muy solitario.
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A veces me sentía tan sola que me daba la impresión de estar a punto de convertirme en ceniza y desvanecerme con la primera brisa.
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Lloré como si me hubieran encargado llorar las lágrimas no derramadas de tres personas en lugar de una: mi madre, perdida en el abismo; mi padre, perdido sin ella; y yo, perdido sin ninguno de los dos.
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Que eso te sirva de lección: si eres demasiado bueno y demasiado callado durante demasiado tiempo, te costará. Al final te costará.
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Solo hay una forma de huir de tu propia historia, y es colarte en la de otra persona.
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Qué apropiado, que el momento más aterrador de mi vida me obligue a hacer lo que mejor hago: escapar a un libro.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?