Cuando lo vi no pude resistirme porque viví mi adolescencia en los 90 y sentí la necesidad de revivir esos días, en los que las preocupaciones eran efímeras y todo se vivía mucho más intensamente, donde tu máxima era llegar a tiempo al banco del parque y comer pipas con los amig@s como si no hubiera un mañana, o a los recreativos, o donde se terciara. Me he sentido muy identificada en algunas ocasiones con las viñetas representadas, pero es un retrato creo que muy personal de la autora, aunque si que es verdad que algunas experiencias genéricas se reflejan en él. La autora comienza hablando de los cambios hormonales y emocionales que se sufren en la adolescencia, de la relación con los padres, de las mentiras que les soltábamos, de los amigos, de algunos tabúes de la época, de las salidas nocturnas, de la música de los 90 (este apartado lo he visto muy corto y flojo porque creo que se ha dejado muchísimos de los grandes y estilos del momento), las películas (qué recuerdos y qué clasicazos que seguimos, aun hoy en día, devorando), de los primeros móviles (que esto ya fue casi a finales), video consolas, juegos, cámaras de fotos con carrete y las primeras digitales, el paso del walkman al discman… (suspiros, suspiros, suspiros)… Ay! Qué recuerdos me ha traído este libro! Desde luego todo un placer haberlo leído, por lo que me ha recordado y por lo que nos cuenta, junto con unas ilustraciones chulísimas y le tengo que poner un pero y eso que en algunas páginas la letra es muy pequeña, y me he tenido que pegar el libro a la cara casi literalmente. Muy recomendado para los que vivimos la época y para los que no la vivieron y la quieran conocer. + Leer más |