El apocalipsis de la Atlántida

Tras leer los dos primeros libros de esta trilogía sobre la Atlántida de Thomas Greanias, necesité bastante tiempo de reposo antes de acometer la lectura del que pone punto final a la serie, El apocalipsis de la Atlántida. Si se dieron así las cosas no fue precisamente por el buen impacto provocado por los dos anteriores sino por la decepción que me causaron teniendo en cuenta que un libro de acción, aventuras y la legendaria Atlántida como objetivo, parecía una gran premisa para una serie de novelas que además se anuncian como Best Seller. Pensé que esta tercera parte sería capaz de dar explicación a algunos de los sucesos bizarros de las entregas anteriores y borrarme el mal sabor de boca pero me temo que finalmente esta esperanza ha quedado muy lejos de la realidad.

De nuevo el "astroarqueólogo" (me sigue fascinando este concepto desde que lo leí en el primer libro) Conrad Yeats se enfrenta a una de sus aventuras cuando descubre un submarino nazi donde supuestamente descansa algún tipo de tecnología relacionada con la Atlántida. Pronto descubrirá que él no es el único interesado en esta reliquia también buscada por los poderosos miembros de la Alineación para sus fines orientados a crear un nuevo orden mundial. En su andadura contrarreloj contará de nuevo con la ayuda de la hermana Serena Serghetti, ahora líder del Dominus Dei.

Si bien el argumento a priori no parece carecer de atractivo, a mi enseguida ha conseguido aburrirme a golpe de introducir con calzador hilos diferentes, conjuras completamente desmedidas y por supuesto, olvidarse continuamente de la Atlántida en una dinámica que ya empieza a parecer una tomadura de pelo si tenemos en cuenta que en principio se nos vende como una saga que versa sobre ella. Por otro lado, me gusta que las tramas avancen a buen ritmo pero cuando es algo tan extremo y tenemos a los protagonistas en una punta diferente del globo prácticamente en cada capítulo, me llega a desorientar y, por consiguiente, a sacar de la historia.

Finalmente, me dio la sensación al empezar el libro, que el autor iba a prescindir de algunos elementos que introdujo en el anterior (como los globos armilares) y que parecían salirse completamente del argumento inicial. Sin embargo, según fui avanzando por sus líneas, me di cuenta de que de nuevo había sido muy ingenua y que, si bien no hace uso de tantos recursos astrológicos ni del espacio exterior, parece que no puede resistir la tentación de ir complicando la trama innecesariamente hasta pasar de la Atlántida a una conspiración mundial que trata de descubrir (a golpe de violencia, explosiones y barbarie general) las puertas del Jardín del Edén. No obstante, para los incondicionales de las novelas de acción que tratan sobre tesoros y lugares legendarios (así en plural, todos juntos en una misma trilogía) puede que la vocación del señor Yeats como "astroarqueólogo" destructor de yacimientos (no hay enclave ni tesoro que le sobreviva) y James Bond a tiempo parcial, no le resulte tan disparatada como a la escéptica que escribe.