Pero ha tenido que esconderse toda su vida, ha tenido que huir de país en país con Mateo para preservar dos cosas: su libertad y su intimidad. ¿Qué no es libre como perceptora? Óliver no sabe lo que significa ser libre, vivir sin reclamo, ser su propia dueña. Morirse de gusto con solo probar un bocado, recibir una caricia, mirar un cuadro, escuchar una pieza de música no es ser libre, es abandonarse al placer sin límites, dejarse llevar por los sentidos hacia un mundo superficial dónde estás dispuesto a empeñar tu verdadera esencia con tal de recibir los mejores estímulos.