El amor en los tiempos del cólera

Pero sabia, mas por escarmiento que por experiencia, que una felicidad tan facil no podia durar mucho tiempo.

“En adelanto van estos lugares: ya tienen su diosa coronada”

y solo entonces había comprendido que un hombre sabe cuando empieza a envejecer porque empieza a parecerse a su padre.

Lo único que me duele de morir es que no sea de amor.

El doctor Urbino agarró el loro por el cuello con un suspiro de triunfo: ça y est. Pero lo soltó de inmediato, porque la escalera resbaló bajo sus pies y él se quedó un instante suspendido en el aire, y entonces alcanzó a darse cuenta de que se había muerto sin comunión, sin tiempo para arrepentirse de nada ni despedirse de nadie, a las cuatro y siete minutos de la tarde del domingo de Pentecostés.

No creo en Dios, pero le tengo miedo.

Y le miró por última vez para siempre jamás, con los ojos más luminosos, más tristes y más agradecidos que no le vió en medio siglo de vida en común, y alcanzó a decirle con el último aliento: _ Solo Dios sabe cuánto te quise.

... era más fácil sortear las grandes catástrofes matrimoniales que las miserias minúsculas de cada día.

Ya me sobrará tiempo para descansar cuando me muera, pero esta eventualidad no está todavía en mis proyectos.

... tenía una concepción universal del amor, y pensaba que cualquier cosa que le pasaba a uno le afectaba a todos los amores del mundo entero.