Y le miró por última vez para siempre jamás, con los ojos más luminosos, más tristes y más agradecidos que no le vió en medio siglo de vida en común, y alcanzó a decirle con el último aliento: _ Solo Dios sabe cuánto te quise.
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Y le miró por última vez para siempre jamás, con los ojos más luminosos, más tristes y más agradecidos que no le vió en medio siglo de vida en común, y alcanzó a decirle con el último aliento: _ Solo Dios sabe cuánto te quise.
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No creo en Dios, pero le tengo miedo.
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... tenía una concepción universal del amor, y pensaba que cualquier cosa que le pasaba a uno le afectaba a todos los amores del mundo entero.
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Tenía que enseñarle a pensar en el amor como un estado de gracia que no era un medio para nada, sino un origen y un fin en sí mismo
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La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnífica los buenos, y gracias a ese artificio logramos sobrellevar el pasado.
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Aunque nunca lo había visto, lo reconoció de inmediato.
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... era más fácil sortear las grandes catástrofes matrimoniales que las miserias minúsculas de cada día.
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Pero tuvo que rendirse ante la intransigencia de la muerte. Su dolor se descompuso en una cólera ciega contra el mundo, y aun contra ella misma, y eso le infundió el dominio y el valor para enfrentarse sola a su soledad. Desde entonces no tuvo tregua, pero se cuidó de cualquier gesto que pareciera un alarde de su dolor.
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"Si algo habían aprendido juntos era que la sabiduría nos llega cuando ya no sirve para nada"!!!.
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Era una mala época para ser joven: había un modo de vestirse para cada edad, pero el modo de la vejez empezaba poco después de la adolescencia, y duraba hasta la tumba.
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¿Con qué frase empieza esta novela?