—No, Tata, este ha venido. Ya lo has visto. Eres tú la que no sabe el mundo en el que vive. Estás anticuada. Bien se nota que nunca saliste de Cedeira, y ¿sabes qué? Ya sé lo que voy a hacer con mi vida. Por fin lo sé.
—¿Y qué es, filla? Miediño me das.
—Vamos a montar una agencia de acompañantes y tú me vas a ayudar.
—Para para para el carro, que te estrellas... ¿y eso qué mierdas es?
—Como una casa de putas, pero con tíos. Y yo voy a ser como la madame, ¿lo entiendes ahora?
—Mira, saca de ahí... Cada vez entiendo mejor por qué se fue tu marido. Eres de lo que no hay. Ahora me dices que aparte de la mierda que dejas tú por toda la casa, vas a montar aquí una casa de putas y yo voy a tener que encargarme de limpiarlo todo. De eso nada, eso es una cochinada. Yo no pienso pasar todo el día lavando sábanas y recogiendo preservativos del suelo. Voy a llamar a tu madre para decírselo. Lo que estás tú es más aburrida que una ostra.