El Joven Boris no volvió a ver a su hermano Carol. Lincoyán tampoco. Ni Fabio, ni los padres, ni la esposa, ni los niños. Los Flores dejaron el puesto vacío en la mesa para el almuerzo y la cena. La sopa se enfrió de una vez y para siempre.
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El Joven Boris no volvió a ver a su hermano Carol. Lincoyán tampoco. Ni Fabio, ni los padres, ni la esposa, ni los niños. Los Flores dejaron el puesto vacío en la mesa para el almuerzo y la cena. La sopa se enfrió de una vez y para siempre.
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Como agua para chocolate