El secreto tras los susurros

Empecé este libro con pocas expectativas, ya que no había escuchado ninguna opinión previa ni conocía nada del autor. Pero lo cierto es que tenía muchas ganas de leerlo ya que estaba en un modo lector muy de thriller y su sinopsis prometía precisamente ser un libro adictivo y con un gran misterio.
En primer lugar, destacaría que me ha sorprendido mucho la época y la ambientación del libro, ya que al leer la sinopsis no había caído en que época o zona en la que podía situarse este misterio (aunque es verdad que prefiero leer la sinopsis bastante por encima para no ir muy condicionada. El caso es que de primeras la ambientación fue para mi un punto muy positivo, acentuado incluso más gracias al estilo del autor, que mediante descripciones muy bonitas de los escenarios y de los personajes te permiten visualizarlo todo muy bien y entran fácilmente en la historia.
Por otro lado, en cuanto a la trama, desde el primer momento en la novela se plantea un misterio alrededor de un manicomio situado en este pequeño pueblo. Lo cierto es que me consiguió atrapar la atención desde un principio, ya que el tema de los manicomios (y demás cositas turbias…) siempre me resulta muy atractivo, y más si incluye el extra de una ambientación a finales de 1800. Se presenta un ambiente muy opresivo en el que todos los habitantes de este pueblo pequeño de montaña parecen estar enterados de un gran misterio, todos menos nuestro protagonista, que el pobre ha llegado de nuevas y el pobre no se entera de mucho 🤣.
En cuanto al estilo del autor, tengo que decir que me ha parecido bonito, pero si le he encontrado ciertos puntos negativos. Por ejemplo, los diálogos me han resultado en ocasiones algo forzados, incluyendo demasiada información que quizás pienso habría ido mejor en la narración, o con resoluciones demasiado precipitadas (todo el mundo contando cosas demasiado personales al protagonista a quien acababan de conocer). Esta misma precipitación la notaba en la propia trama, no sé si debido a tratarse de un libro breve, me daba la sensación de que las situaciones se desarrollaban también de manera un poco brusca y forzada que podían sacar de la trama (por ejemplo la manera en la que Parsifal, nuestro protagonista iba iniciando su temporada en el pruebo no resultaba demasiado realista en ocasiones).
Además, he encontrado algún que otro fallito en el texto, como por ejemplo personajes a los que en determinados momentos se les cambia el nombre por error, o frases redactadas de manera un poco confusa.
Ahora bien, es cierto que al no ser el thriller uno de los géneros con los que más fácilmente conecto, esta manera de narrar como tan descriptiva y elaborada es lo que ha hecho que por momentos me resultará un poco más lento y me bajará un poco el interés en la trama. En general diría que es un buen thriller que recomendaría a cualquier amante del género, que le guste una prosa algo más elaborada a la que solemos encontrar en las novelas de este género escritas actualmente.

Tras una discusión con su padre sobre su futuro en la que Parsifal es echado de casa y desheredado, decide mudarse a la montaña para comenzar una nueva vida.
De camino a un pueblo llamado Wengen, se cruzará con diversas personas, dos de las cuales lo acompañaran durante toda su aventura.
Otros, sin embargo, le advertirán de la oscuridad que se cierne sobre el pueblo al que se dirige. Y es que, aunque no saben con seguridad que es lo que sucede en él, el cercano manicomio al pueblo, no les da ninguna buena espina.

Pronto descubriremos, que más allá del propio manicomio, la cúpula del pueblo de Wengen esconde un secreto que habrá marcado la historia del pueblo durante años.

Aunque he de reconocer que a medida que avanzaba en la lectura, la historia me ha ido atrapando cada vez más, la impresión inicial al comenzar a leer este libro ha sido bastante negativa.

En mi opinión, una de las razones de esto ha sido el argumento utilizado en la sinopsis. Ya que según lo que podemos ver en esta, no nos cuenta nada sobre que la historia suceda en 1893 o que el secreto esconda una parte importante de sobrenatural.

Además, una vez metidos en la época, la escritura no refleja la manera de expresarse de esta.
Esto hace en algunas ocasiones, que la lectura sea más ágil y ligera, pero al mismo tiempo, en mi caso, también me ha sacado del contexto cultural de aquellos años.

Para finalizar, me parece que en alunas ocasiones, las conversaciones han resultado ser un poco forzadas para hacer avanzar la historia, sacando de dos personajes que acaban de conocerse una relación estrecha y de confianza.

Sin embargo, la historia me ha gustado cada vez más según esta ha ido avanzando. En algunos puntos, me ha recordado al libro #elmisteriodesalemslot o a la serie #misademedianoche por lo que si te gustaron estas historias puede que esta te guste también.

Me da muchísima pena cuando una sinopsis pinta interesante, pero el contenido te arruina un buen rato de disfrute. Postulé por este libro en Masa Crítica exactamente por esa razón: una sinopsis que auguraba unas horas de desconexión entre los habitantes de Wengen.
Sin embargo, nada más empezar a leer, me encontré con demasiadas sorpresas desagradables. Por ejemplo, aunque la historia se desarrolla en 1893, el lenguaje del que el autor hace uso no encaja con tal registro, incluso hay fragmentos en que hace el esfuerzo de imitarlo, con el resultado de un registro inconsistente, forzado e inapropiado.
Por otra parte, en demasiadas ocasiones se da un uso incorrecto de los tiempos verbales: si bien el relato se narra en pasado, está salpicado de verbos en presente (“Por eso me hallaba allí, en esa caravana en dirección a Wengen. Según me habían dicho, era el pueblo más tranquilo al que PUEDO aspirar con mi sueldo y el dinero que había ahorrado.”) También es desconcertante que haga un cambio de narrador (de la habitual tercera persona a la primera) al inicio del relato sin más aviso que un cambio de párrafo y unas comillas que se alargan durante varias páginas. Además, durante este fragmento, el narrador tiende a ser omnisciente, algo completamente incompatible con esa primera persona: “Él se sentía así, , más grande que los demás.”
Por otro lado, el autor hace un uso constante de símiles y metáforas que ralentizan aún más el ritmo y dificultan la compresión. Tampoco ayudan a esto último la repetición de ciertas palabras en una misma oración cuando podrían ser fácilmente sustituidas por pronombres, así como el orden confuso de las palabras (“…terminó y desvió la cabeza hacia el cristal Parsifal mirando al lago”). Parsifal es el protagonista, no un tipo de cristal, por si alguien se lo estaba preguntando. Si a esto le añadimos ciertas expresiones de dudosa corrección (“Su compañero, que era CASI LA MITAD MÁS JOVEN…”) y las constantes situaciones claramente forzadas (véase el encuentro en el calabozo entre Parsifal, Helge y el señor Dufour), la mezcla es tan decepcionante que una se olvida de la prometedora sinopsis y se da por vencida con la lectura.
En definitiva, le vendría muy bien una exhaustiva corrección de estilo.
Y como he dicho al principio me da mucha pena, porque me consta todo el esfuerzo y la ilusión que suponen la escritura de un libro y su posterior publicación.