Se supone que este es un libro para niños a partir de 10 años. Yo tengo unos cuantos más y me ha aburrido hasta decir basta. Y no es porque sea un libro infantil, porque suelo leerlos y me encantan, pero lo mejor que tiene son las ilustraciones. No me ha gustado el protagonista, la trama me parece muy monótona: Un oficinista descubre que puede volar y… ¡Y no hace nada! Para rematar, me tira dos trozos de plomo en plena naturaleza. ¡Eso es educar a los peques! Yo de pequeña soñaba que volaba y era genial, rescatar balones, globos, gatitos… son poco más de 70 hojas que se llegan a hacer repetitivas. Los demás personajes apenas tienen unas líneas. No os lo recomiendo, a ninguna edad. |