La reina del baile

Paulina despierta después de tener un accidente con su coche. Conducía ella y en el asiento de atrás viajaban con ella una chica adolescente y un perro. Sus recuerdos son confusos y no reconoce ni a la niña ni al perro.

Mediante flashbacks retrocedemos en la vida de Paulina para saber qué circunstancias la llevaron hasta el momento del accidente. Y comienza con un viaje compartido con Maite, su compañera de trabajo y el perro de Paulina.

Camila Fabbri es guionista y directora tanto de obras de teatro como de cine. Además, es escritora y colabora en varios medios culturales y literarios. "La reina del baile" ha sido finalista del 41º Premio Herralde de Novela.

"La reina del baile" es una novela que, a pesar de no tener muchas páginas, no supera las ciento setenta, abarca muchos temas de gran calado social. La protagonista es Paulina, una mujer que casi roza los cuarenta y está viviendo un momento delicado, ya que acaba de terminar su relación con Felipe, su pareja. El personaje de Paulina es complejo, está en la edad crítica donde está el límite para ser madre, y ella quiere serlo. Con un trabajo que le aburre por la monotonía vive los días sola, consumiendo porno de vez en cuando.

Maite, su compañera de oficina, la convence para pasar un fin de semana fuera, así que se embarcan en la aventura y ambas emprenden un viaje junto a Gallardo, el perro de Paulina. Todo esto lo veremos a modo de flashbacks, ya que la novela tiene un comienzo impactante, viviremos en el presente y en primera persona la angustia de la protagonista al despertarse desorientada, en un coche accidentado. Paulina nos habla de la confusión que siente al verse en el asiento del conductor de su vehículo y no poder moverse. Ve todo a su alrededor y no sabe cómo ha llegado allí, quiere hablar pero no puede y mucho menos moverse. Camila Fabbri sabe describir bien estas escenas de angustia.

La autora va intercalando capítulos del presente en el coche, donde los pensamientos de Paulina van divagando y retrocediendo en el tiempo, lo que hace que nos surjan muchas preguntas y la más evidente es saber quién es la chica de quince años que está en el asiento trasero de su coche, ya que no recuerda quién es. Reconozco que en un principio me atrajo el misterio que rodea a la chica desconocida, pero al seguir leyendo la historia, mi atracción quedó eclipsada por los demás temas que van surgiendo.

En estos retrocesos temporales vamos conociendo bien a Paulina y vemos que su vida no ha sido fácil. Está llena de inseguridades, sufre la soledad impuesta por un hombre que tal y como vino a su vida, se fue, llevándose con él sus posibilidades de ser madre.

Me ha asombrado la capacidad que tiene Camila Fabbri para abordar tantos temas bastante fuertes en tan pocas páginas y salir bien parada. La autora, a través del personaje de Paulina, habla sobre la soledad, la crisis de los cuarenta, el deseo de ser madre y los obstáculos con los que se puede encontrar una mujer soltera de mediana edad, la ruptura sentimental, el abuso sexual o las decepciones de las citas a ciegas.

El resto de los personajes creados están muy bien construidos, aunque la autora solo profundiza en la personalidad de la protagonista, cosa que me parece lógica, dado el tema de la novela.

La narración es ágil y los capítulos no muy largos, esto sumado a que la extensión de la novela no supera las ciento setenta páginas y su trama interesante, hace que su lectura nos vuele en pocas horas. Camila Fabbri es argentina, por lo que en su escritura podemos leer algún voseo.

"La reina del baile" es una novela que me ha gustado, pero al tratar temas muy sensibles, me hubiera gustado que fuese más extensa y así poder profundizar más en todo esto. Incluso su final me ha parecido, aunque justificado, demasiado abrupto
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Nota: 3.5 sobre 5

Premisa:
De repente, una mujer se despierta y se encuentra en un coche volcado tras haber experimentado un accidente. Descubre que no está sola, una adolescente y un perro a los que no recuerda se encuentran en la parte de atrás del vehículo. ¿Cómo ha llegado hasta aquí?

Opinión:
La premisa de este libro me llamó poderosísimamente la atención cuando la leí. Me hice una composición extraña en la cabeza de lo que podría ser la trama y de los derroteros que podría seguir, y esto me ha pasado muchísima factura a la hora de descubrir la historia.
Puede ser que me esperase más impacto, fatalismo, intriga y misterio, pero la verdad es que me he quedado con ganas de una historia más potente, en coherencia con este suceso desencadenante tan beligerante.
La autora nos deja ver el antes de este accidente paulatinamente, intercalando esta narración con el supuesto presente de la protagonista. Y es que la historia que le ha llevado hasta ahí me pareció algo insulsa, insignificante. Tiene algunos sucesos significativos pero hilvanados, como si fuesen islas en un mar desparramado. Esta puede que sea la mayor pega que le he encontrado a esta narración, la falta de equilibrio en la trama.
Por otro lado es de obligado cumplimiento decir que hay fragmentos muy bonitos, en los que su forma de narrar se vuelve la absoluta protagonista. La voz de la autora merece la pena, es directa, tiene mucha personalidad, utiliza las palabras con muchísimo gusto, se nota que domina el lenguaje y lo utiliza como una herramienta emocional. Pero en cambio su excesivo uso de argentinismos me ha descolocado de forma irrevocable. Es algo que me suele sacar muchísimo de las lecturas, y en este caso está presente de forma muy frecuente a lo largo de la narración. Me imagino que para los lectores argentinos esto pueda ser un punto a favor, pero no ha sido así en mi caso.
No me ha dejado una mala sensación ya que ha habido fragmentos que he disfrutado mucho, pero sí que es cierto que es un libro que tengo la impresión de que no lo voy a recordar dentro de un tiempo, que no me va a dejar huella.

“No sé cuánto tiempo habrá pasado. Somos dos mujeres solas esperando que nos vengan a poner cuellos ortopédicos. Sé quién soy pero no sé quién es ella, entonces mi memoria no está como creía” ~ La reina del baile de Camila Fabbri.

La reina del baile es una breve historia, menos de 200 páginas, contada en primera persona por una mujer que despierta en una situación que en principio no entiende y que luego comprende que es un accidente de tráfico. Ella conducía el coche y en la parte de atrás le acompaña una joven de quince años y un perro. Poco a poco, comienza a hacer memoria y recordando su pasado y cómo ha llegado a ese punto.

Todo comienza con la ruptura con su pareja, Felipe, y un viaje que realiza con su mejor amiga. A partir de ese momento, la narración salta del presente al pasado y avanza desgranando la vida de la joven, su relación con el amor, el sexo, la maternidad y toca aspectos como los abusos sexuales o el maltrato.

No es que me haya entusiasmado pero sí me ha manteniendo entretenida por saber qué le pasaba a esta mujer a la que he entendido a ratos y quién era la joven que la acompañaba en el coche . El libro está contextualizado en Argentina así que está narrado incluyendo vocablos argentinos e incluso la acentuación.

Una violencia recorre Argentina. Negra, callada, fría, política. Es la misma violencia que asuela el mundo desde hace siglos, transformada ahora también en novela, en denuncia y discurso global. Son muchas las víctimas — en España, en Marruecos, en Rusia y en la India, en el mundo—, pero siempre la misma protagonista, y siempre la misma suciedad pegajosa que invade por la fuerza el cuerpo de las mujeres. Camila Fabbri disecciona toda esa mugre y te la entrega a sorbitos para que descubras que ya estaba allí desde hace mucho, en lo más cotidiano, y no cometas el error de sorprenderte al verla por primera vez leyendo La reina del baile. Porque no es un fenómeno abstracto que está ahí y no ves. No sucede, simplemente. Se ejerce.

Hay dilemas que los hombres no atendemos, como la paternidad. Para nosotros, un hijo no es una cuestión etaria, ni biológica. No sentimos angustia al ver el tiempo correr como una cuenta atrás, o como una losa. Es algo más sencillo. Tampoco distinguimos capas de violencia, ni sentimos el miedo con diferentes texturas. Vivimos el miedo, el desarraigo, la tristeza o el dolor, pero son sensaciones completas, con menos matices. Quizá nos perdemos cosas, pero creo que ganamos tiempo, o claridad, pero eso queda para otra conversación.

Paulina, la protagonista de la reina del baile está sola, pero, sobre todo, se siente sola. Su agujero no es solo físico; es un desamparo existencial que la arrastra con la inercia de una corriente o del tráfico de una autopista, hasta que colisiona contra otro vehículo, y contra otros brazos que la aferran, pero no para protegerla. Hay habitáculos de coche que son prisiones, y carnes humanas que son prisiones. Las dos atrapan y enmudecen. Las dos requieren ayuda para regresar. Y ambas también necesitan una novela como la de Fabbri, para que ahondemos en esa conciencia que nos falta. Sin ella no se llega a los matices ni a las texturas.

La reina del baile va encajando piezas de vida insustancial hasta que algo que comienza casi como un cliché del desengaño se transforma en algo complejo. Porque la vida de Paulina, y la de Maite, y la de Lara, y la de tantas mujeres solas rodeadas de gente no buscan la pena fácil. Son vulnerables, pero no necesitan nuestra compasión para redimirse. Quizá una pizca de atención, alguien que les sostenga el flequillo al vomitar, un reflejo de otra mujer para asirse a la esperanza de escapar de la zona oscura.

Porque es posible salir solos de una capital que asfixia, de un coche accidentado, de una casa prestada, de una piscina infestada, de una sombra y de un miedo, pero siempre es un poco mejor con la ayuda de alguien.

No subestimen la delgadez de la reina del baile, ni a Camila Fabbri. Como dramaturga, sabe afilar los silencios para que se conviertan en navajas.
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Paulina tiene un accidente y despierta con su coche volcado, un perro y una chica de 15 años se encuentran en el asiento trasero. No recuerda como ha llegado a parar ahí ni quien es esa chica.

Retrocederemos al pasado y nos irá narrando, desde su ruptura con su pareja, pasando por un viaje con una amiga hasta reflexionar qué ha ocurrido y por qué se encuentra en esa situación.

Es un libro breve, de los que bares y te dejas llevar por su lectura, cierto es, que me costó entrar en las expresiones argentinas, con vocablos que son desconocidos para mi pero que en el contexto se llegan a comprender.

Quizás esperé un libro más profundo y con más drama. Toca temas como el sexo, la maternidad, el maltrato, los abusos sexuales. Paulina se encuentra en un punto en el que disfruta de su soledad y de priorizarse pero a la vez anhela ese sentimiento de compañía en pareja.

La pluma de la autora es muy directa y sientes que necesitas saber cómo acabará.